“Las vacunas españolas solo se comercializarán si ofrecen algo nuevo”. Vicente Larraga, investigador del CSIC, no ofrece datos demasiado optimistas para las vacunas españolas, pero sí son claros.
«La carrera económica de las vacunas ya ha terminado. Las que han llegado primero serán las que van a tener grandes beneficios. De ahora en adelante hay que producir unas vacunas que sean seguras, tengan gran calidad y ofrezcan alguna peculiaridad para hacerse un hueco en el mercado. Aún hay mucho por delante. Al menos dos o tres años en los que será necesaria la vacunación. Lo importante en ese tiempo es poder poner en el mercado una vacuna española que ofrezca algo que no tengan las demás”.
Los obstáculos en el camino de las vacunas españolas
Tras el desarrollo y comercialización de una nueva vacuna contra el coronavirus hace falta una industria que apueste por ella. Así, el primer planteamiento parece obvio: ¿por qué producir nuevas vacunas españolas basadas en el ARN mensajero si ya están las de Pfizer y Moderna, que ofrecen, según aseguran, una protección del 95% ?
Las dos vacunas españolas en primera línea de salida cuentan con otro escollo, y es que, al estar basadas en virus, aún hay que probarlas en macacos. En España no hay centros que dispongan de estos primates y el precio que exigen centros norteamericanos y europeos por investigar con los suyos se ha disparado.
Solo hay una vacuna española que no necesita macacos para ensayar con ellos, se trata de la que desarrolla el equipo de Vicente Larraga en el Laboratorio de Parasitología Molecular del CIB-CSIC. Su vacuna frente al SARS-CoV-2 está basada en ADN sintético. No utiliza virus. Así que su seguridad está garantizada sin necesidad de probarla en macacos.
La vacuna sin aguja
La vacuna de Vicente Larraga ya ha demostrado el 100% de eficacia en ratones, pero se han encontrado con muro que saltar y que dificulta que pueda ser aprobada por la Agencia Europea del Medicamento. “Nuestra vacuna de ADN no necesita pasar por el modelo de macacos como las de virus atenuados. Con usar dos modelos animales es suficiente. Pero está diseñada y es 100 por cien efectiva por vía transcutánea (sin aguja). Es una vía de administración de las vacunas que se utiliza en algunos países de extremo oriente (Corea, por ejemplo) pero no es aceptada en todas partes en el mundo occidental. Así ahora que tenemos que probar otras vías de inoculación que tengan la misma eficiencia, y sean aceptadas por la Agencia Europea del Medicamento antes de que nos den el visto bueno”.
Hay una hendidura por la que aún podrían entrar las vacunas españolas, y es que aún hay que demostrar que las que ya están en el mercado realmente tienen la eficacia que prometen.
Entre tanto, hay millones de personas vacunadas ya con los desarrollos de Pfzier BioNtech, Moderna y AstraZeneca sin efectos adversos severos. Esto significa que están cumpliendo con los niveles de seguridad exigidos. Es decir, que no hará falta una vacuna más segura si estas ya lo son. Solo hay una hendidura por la que aún podrían entrar las vacunas españolas, y es que aún hay que demostrar que las que ya están en el mercado realmente tienen la eficacia que prometen.
“Esa es la fase IV, de la que nadie habla, y que se exige en todo caso. En esa fase hay que comprobar que las vacunas son realmente lo que ofrecen. Y tengo que decirte que lo que se está viendo de momento es que no todas cumplen”, explica Vicente Larraga.
«En verano la mitad de la población española ya debería estar protegida con la vacuna»
Entre tanto, Larraga aventura que «lo lógico es que en España la campaña de vacunación masiva acabe en 2021, y en verano debería haber al menos el 50 por ciento de la población protegida. Para ir más deprisa, las Comunidades tendrían que contratar más equipos de vacunación para cumplir los plazos. Sobre todo las que tienen más habitantes». En ese tiempo, si las vacunas ahora en el mercado no cumplen en la eficacia prometida, podría ocurrir que la española tuviera su lugar en el mundo.
Una vez frenada la pandemia, aún no habrá terminado la enfermedad. «Cuenta con que la vacunación será necesaria al menos durante dos o tres años más. Esto es importante tenerlo claro”, asegura Larraga. Y no es más optimista cuando le preguntamos por la anhelada inmunidad de grupo. “Para conseguir una inmunidad de grupo necesitaríamos administrar en España un millón de vacunas al día, y estamos en 100.000”.
Así, habrá que esperar aún más hasta poder dar fin a la batalla contra la COVID-19. Pero las vacunas españolas podrían quedarse en el camino.