Un nuevo estudio comprueba que las muertes provocadas por la contaminación atmosférica en 2018 fueron el doble de las calculadas debido a los combustibles fósiles
Los combustibles fósiles, especialmente el carbón, la gasolina y el gasóleo, son una de las principales fuentes de partículas finas en el aire, el componente de la contaminación atmosférica responsable del incremento en la mortalidad y enfermedades en todo el mundo.
Las partículas finas de menos de 2,5 micras (PM2,5) provocan problemas respiratorios y pueden causar la muerte por su facilidad para entrar en los pulmones o el flujo sanguíneo, según la Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos.
Sin embargo, hasta el momento todas las investigaciones analizaban la influencia de las PM2,5 totales. No se sabía cuántas procedían de la quema de combustibles fósiles. Los científicos de la Universidad de Harvard han decidido estudiar este factor por separado con la colaboración de otras instituciones, y los resultados proporcionan una desagradable sorpresa.
El estudio publicado en la revista Environmental Research ha analizado los resultados de estudios más recientes para llegar a la conclusión que la exposición a PM2,5 procedente de combustibles fósiles causó más de ocho millones de muertes en 2018, aproximadamente el 18% de las muertes totales. Esto representa más del doble de lo esperado.
¿Como se calcula la contaminación provocada por combustibles fósiles?
El último estudio de Global Burden of Disease, el mayor estudio sobre las causas de la mortalidad mundial, cifraba en 4,2 millones las muertes mundiales causadas por las partículas contaminantes presentes en el aire. Esto también incluye el polvo y el humo de los incendios forestales y las quemas agrícolas.
Este tipo de investigaciones se basaban en observaciones por satélite y de superficie para estimar las concentraciones medias anuales de partículas en el aire. Por este motivo no se podía diferenciar la procedencia de las partículas.
Para superar este reto, los investigadores de Harvard recurrieron a GEOS-Chem, un modelo global tridimensional de la química atmosférica. Este modelo se ha creado en la Escuela de Ingeniería y Ciencias Aplicadas de Harvard y ya se utilizó en estudios anteriores para conocer el impacto de las partículas en la salud.
El modelo GEOS-Chem tiene una alta resolución espacial. De este modo, los investigadores pudieron dividir el globo terráqueo en una cuadrícula con casillas de 50×60 km y observar los niveles de contaminación en cada casilla. Algo parecido a lo que hicieron los científicos españoles del Instituto de Salud Global de Barcelona para estimar las muertes prematuras ocasionadas por la contaminación atmosférica en diferentes ciudades europeas.
Para medir las partículas PM2,5 generadas por la quema de combustibles fósiles, los investigadores introdujeron en GEOS-Chem las estimaciones de las emisiones de múltiples sectores, como por ejemplo, la industria, las aeronaves o el transporte terrestre.
Los investigadores utilizaron datos de emisiones y meteorología de 2012 porque fue un año que no registró influencia del fenómeno meteorológico El Niño. Este fenómeno está relacionado con el calentamiento del Océano Pacífico oriental ecuatorial que origina lluvias intensas y causa grandes desastres. Según los investigadores de Harvard este fenómeno puede empeorar o mejorar la contaminación del aire dependiendo de la región.
El último El Niño tuvo lugar entre 2014 y 2017 y, según se publicó en la revista Nature, hay una creciente tendencia a que el fenómeno sea cada vez más extremo como consecuencia del cambio climático.
Las contaminación y las muertes prematuras
Las regiones con las mayores concentraciones de contaminación atmosférica por combustibles fósiles coincidieron con las tasas de mortalidad más grandes. Estas regiones incluyen especialmente a China, la India, partes del este de Estados Unidos, Europa y el sudeste asiático.
En 2018 China adoptó un plan de acción para controlar su contaminación atmosférica. A partir de este, sus emisiones de combustibles fósiles se redujeron más del 40% entre 2012 y 2018, según apunta el estudio de Harvard.
En el estudio se estimó que las medidas de China evitaron 2,4 millones de muertes en todo el mundo. Esta cifra incluye 1,5 millones de vidas salvadas en China. Con estos datos se eleva el total mundial de muertes prematuras por la contaminación atmosférica a 8,7 millones.
Los investigadores también estimaron la mortalidad debida a las infecciones respiratorias en niños menores de cinco años en América y Europa. Calcularon un total de 876 muertes anuales en América del Norte, 747 en América del Sur y 605 en Europa.
«A menudo, cuando se habla de los peligros de la quema de los combustibles fósiles, se hace en el contexto del dióxido de carbono y el cambio climático. Esto provoca que se pase por alto el impacto sobre la salud de los contaminantes emitidos con los gases de efecto invernadero», señala Joel Schwartz, profesor de Epidemiología Ambiental en Harvard y coautor del estudio.
Según apuntan los científicos, la combustión de combustibles fósiles puede controlarse más fácilmente que otras fuentes de las PM2,5. Con su estudio, pretenden mandar un mensaje claro a los responsables políticos y las organizaciones y empresas para que sigan incentivando el cambio hacia fuentes de energía limpias.