La preocupación por la efectividad de las vacunas frente a las nuevas mutaciones del coronavirus SARS-CoV-2 hace que se busquen alternativas celulares más allá de los anticuerpos
Tras largos meses de pandemia, y el optimismo inicial dado el bajo índice de reinfecciones, las nuevas variantes del coronavirus han hecho surgir las dudas. ¿Servirán los anticuerpos a las personas que ya la han pasado? ¿Servirán las vacunas para las nuevas variantes?
Se ha visto que las nuevas mutaciones virus SARS-CoV-2 podrían ser resistentes a los anticuerpos adquiridos de forma natural durante la infección. Esto, a su vez, pone en tela de juicio la estrategia de vacunación actual.
Pero hay buenas noticias: se están produciendo avances en la investigación de las otras formas de defensa del organismo contra los virus, más allá de los anticuerpos. En concreto las células T, un tipo de células del sistema inmunitario, son capaces de destruir las células infectadas por el virus, de ahí su sobrenombre de “asesinas”.
Las células T asesinas podrían ofrecer inmunidad contra la COVID-19, incluso aunque no se disponga de los anticuerpos o de una vacuna efectiva, que podría durar años, o para toda la vida.
Hay avances en la investigación de otras formas de defensa del organismo más allá de los anticuerpos
Las células T y las nuevas vacunas contra la COVID-19
Las células T no evitan la infección, ya que sólo se activan cuando el virus ha entrado en el organismo. Sin embargo son muy importantes para combatir una infección en curso.
En el caso de la COVID-19, las células T asesinas podrían determinar si la infección es más o menos grave. Si son capaces de eliminar las células infectadas por el virus antes de que se propaguen desde el tracto respiratorio al resto del cuerpo, podrían reducir la carga viral y atajar el progreso de la enfermedad.
La ventaja de las células T es que funcionan igual contra las nuevas variantes del coronavirus, al contrario que los anticuerpos, que son más específicos. Según un estudio del Instituto de Inmunología de La Jolla (California), las células T detectan y atacan al menos 15 ó 20 fragmentos diferentes de proteínas del coronavirus. Esto hace que sea muy difícil que una nueva mutación del virus les pase desapercibida.
Esto es especialmente relevante contra la variante 501Y.V2 identificada en Sudáfrica, que parece ser resistente a los anticuerpos producidos por las variantes iniciales del coronavirus.
Los investigadores han analizado los datos de los ensayos clínicos de varias vacunas contra el coronavirus y han encontrado que al menos tres vacunas, la de Novavax, la de Johnson & Johnson y la de AstraZeneca, tienen menos eficacia contra la variante sudafricana.
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Las vacunas de nueva generación estarán diseñadas para estimular a las células T, y por tanto tendrán una mayor eficacia contra las nuevas mutaciones. La empresa de biotecnología Gritstone Oncology está desarrollando una vacuna experimental que contiene el código genético de fragmentos de varias proteínas del coronavirus que se sabe que desencadenan la respuesta de las células T, así como de la proteína “spike” para garantizar la producción de los anticuerpos.