Sumergido en las aguas heladas del lago Baikal en Rusia se ha construido uno de los mayores telescopios de neutrinos del mundo, pero ¿por qué?
Un telescopio en el espacio, como el Hubble, tiene mucho sentido: lejos de las perturbaciones de la atmósfera, puede captar la luz con mucha más nitidez. Si embargo, cuando no se trata de luz, a veces hay que poner los telescopios en sitios muy profundos.
Este es el caso del telescopio de neutrinos que se está instalando en el lago Baikal, en Rusia. El Baikal Deep-Underwater Neutrino Telescope está situado a una distancia de 3,5 km de la orilla y a una profundidad de más de 1.200 metros en la parte sur del lago Baikal.
Los neutrinos son las partículas subatómicas más ligeras que se conocen, tanto que pueden atravesar la materia sin interactuar. Ahora mismo, miles de millones de neutrinos están atravesando tu cuerpo sin que te enteres. Por eso son muy difíciles de detectar, porque en general no se detienen para que los midas.
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Cuando en una rara ocasión los neutrinos chocan con un átomo, se emite radiación detectable, pero el problema es distinguir esta radiación de la radiación de fondo y los rayos cósmicos que llegan a la Tierra constantemente.
Por eso los telescopios de neutrinos son como enormes piscinas en cuevas muy profundas. Deben estar en lugares aislados del resto de la radiación, pero a donde lleguen los neutrinos, y necesitan cantidades de materia (normalmente agua) rodeada de detectores para funcionar.
Por qué estudiar los neutrinos
A primera vista parece mucho esfuerzo para detectar unas partículas que ni siquiera nos afectan, pero esto las hace especialmente fascinantes.
La radiación electromagnética y las partículas más grandes que nos llegan de los confines del espacio a menudo se quedan por el camino, y con ellas la información que transportan sobre supernovas, agujeros negros y el origen del propio Universo. Pero los neutrinos sí que llegan, atravesando años luz de polvo estelar. Por eso son tan importantes.
El mayor telescopio de neutrinos hasta ahora era el Ice Cube, un kilómetro cúbico de hielo enterrado en el Polo Sur. El de Baikal contiene medio kilómetro cúbico de las aguas cristalinas del lago, pero se expandirá hasta alcanzar un kilómetro cúbico.
El lago Baikal es el único lugar en el hemisferio norte en el que se puede desplegar un telescopio de neutrinos debido a su profundidad. También es importante que se trata de agua dulce, y que es extremadamente clara. Además, está cubierto por hielo durante dos meses y medio al año.
Además de neutrinos, el telescopio de Baikal permitirá detectar otras partículas elernentales como monopolos magnéticos y WIMPs, partículas masivas que pueden considerarse candidatas a materia oscura, entre otras.
El telescopio es el resultado de la colaboración entre científicos de la República Checa, Alemania, Polonia, Rusia y Eslovaquia. Está incorporado a la red mundial de telescopios de neutrinоs GNN.
La infraestructura del telescopio de neutrinos de Baikal consiste en cables que unen unos módulos esféricos de vidrio y acero inoxidable, y que rodean el volumen de agua como si fuera una jaula. Estos módulos contienen los detectores, y se sumergieron en el lago a través de agujeros en el hielo. Lo que sea necesario para detectar a estas partículas tan escurridizas.