Desde hace 300 millones de años los óvulos y los espermatozoides lanzan «fuegos artificiales» microscópicos cuando se unen en el momento de la fecundación
Hace unos años, los científicos de la universidad de Northwestern comprobaron cómo los óvulos humanos liberaban miles de iones de zinc en el momento de la fecundación. Los llamaron «chispas de zinc», porque en el proceso de su liberación tenía lugar un espectáculo pirotécnico bajo el microscopio.
Cabe preguntarse si estos fuegos artificiales que celebran el momento mágico la fecundación ocurren solo con los humanos. No somos tan especiales. Recientemente, tras asociarse con la universidad de Michigan y el Laboratorio Nacional de Argonne, los mismos investigadores han podido observar cómo este proceso también ocurre en los huevos de rana.
Su descubrimiento revela que las chispas de zinc tuvieron que estar también presentes en el ancestro común entre ranas y los humanos. Las profundas raíces evolutivas de este espectáculo se remontan hasta hace al menos 300 millones de años.
Además en el momento de la unión entre el óvulo y el espermatozoide no solo se libera zinc, también se liberan hormonas y otras moléculas. Estos compuestos intervienen en los primeros procesos que tienen lugar en el óvulo después de la fecundación.
Los investigadores han comprobado que los huevos de rana liberan también iones de manganeso una vez entra un espermatozoide en su interior. Los iones de manganeso rodean la célula e impiden a los demás espermatozoides atravesar su membrana.
Thomas O’Halloran, autor principal del artículo, explica que su trabajo en un futuro podrá ayudar a comprender la relación entre el zinc consumido en la dieta y la fertilidad.
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