El espacio está cada vez más cerca de convertirse en algo común en nuestras vidas, es el momento de modernizar las leyes que lo regulan

Esta semana el espacio ha robado el foco de atención varias veces a los mismísimos Juegos Olímpicos. El multimillonario Richard Branson, propietario de la empresa Virgin, ha viajado al espacio para probar su cohete, que en un futuro llevará turistas al espacio. Al día siguiente, Jeff Bezos, dueño de Amazon y la persona más rica del planeta, hacía lo mismo con su propia nave. En breve les seguirá Elon Musk, que pretende unirse a la carrera por el turismo espacial con su famosa empresa SpaceX.

El turismo espacial, y la reventa de los billetes espaciales, son una pequeña parte del beneficio económico que puede ofrecer el espacio. En las ultimas década el potencial que existe fuera de nuestro planeta ha atraído a inversores privados, así como a nuevos países, a la carrera espacial. Un ejemplo de ello es China, que está construyendo a marchas forzadas su propia estación espacial.

Pero por muy emocionante que sea la meta conviene definir las reglas del juego. El estado de nuestro planeta empeora a un ritmo mucho más rápido del que se esperaba debido a la explotación descontrolada de los recursos naturales. Hay que evitar a toda costa que ocurra lo mismo con el espacio exterior.

Leyes espaciales anticuadas

Han pasado más de medio siglo desde que se firmó el Tratado del Espacio Exterior. El documento que sirve como marco general para todas las actividades extraterrestres fue redactado el año 1967, en plena Guerra Fría. Sus recomendaciones han quedado anticuadas, aunque tampoco fuesen especialmente estrictas en aquel entonces.

El Tratado del Espacio Exterior es ambiguo a propósito, a pesar de que enfatiza que ningún país puede tomar control de territorio fuera de la Tierra, no dice nada de los recursos naturales que existen en la Luna o los asteroides metálicos. A esto se le une que un documento de más de 50 años solo tiene en cuenta los contratiempos que se podían prever en aquella época.

La cantidad actual de basura espacial es cada vez más difícil de esquivar para las naves que abandonan nuestro planeta. Aunque el tratado prohíbe las bombas nucleares en el espacio, no dice nada sobre armas modernas, como láseres o virus informáticos en los satélites.

El Acuerdo Lunar fue un intento de modernizar y hacer más estrictas las leyes para el espacio exterior. A pesar de haberse creado en 1984, ya hablaba de la necesidad de que los recursos extraterrestres fuesen compartidos por todo el planeta, y de la necesidad de limpiar la basura que deja atrás algunos viajes espaciales. Por desgracia el Acuerdo Lunar solo fue ratificado por 18 países, ninguno de los cuales ha tenido presencia en el espacio.

A partir de 2015, especialmente en Estados Unidos, las leyes han hecho que las empresas tengo manga ancha en el espacio. Tanto la administración de Obama como la del Trump han permitido que las compañías reclamen terrenos del espacio exterior y, en principio, puedan quedarse con las materias primas que extraigan en un futuro.

A tiempo para cambiar la ley del espacio

Las consecuencias de unas reglas tan laxas ya se están notando. En 2019 un satélite de SpaceX estuvo a punto de chocar con otro lanzado por la Agencia Europea del Espacio. Los choques entre satélites pueden lanzar fragmentos a gran velocidad creado una reacción de accidentes en cadena, creando miles de fragmentos de basura espacial, y afectando a otros satélites. Los expertos aún no han decidido qué tipo de protocolos deberían seguirse en este tipo de casos.

Quedan muchas preguntas en el aire, por ejemplo, la nacionalidad de las futuras colonias en otros planetas o el protocolo en caso de encontrar microorganismos en nuestro sistema solar. Pero, aunque parezca difícil, no es imposible. Ya se llegó a un acuerdo de neutralidad similar para la Antártida que sigue funcionando hoy en día, 60 años después de su creación. Aún estamos a tiempo de curar los problemas climáticos aquí en la Tierra, y al mismo tiempo impedir que los problemas se trasladen fuera de nuestro planeta.

REFERENCIAS

Tratado del Espacio Exterior

Acuerdo Lunar

Tratado de la Antártida