El cambio climático afecta más a los países más pobres, donde el aire acondicionado es un lujo, esta solución de refrigeración pasiva puede enfriar estancias y alimentos usando solo agua, sal y radiación solar
Hay muchas partes del mundo que carecen de infraestructuras, pero que reciben mucha luz solar. Esto convierte los edificios en hornos que necesitan grandes cantidades de energía eléctrica para refrigeración, precisamente allí donde la energía está fuera del alcance de la población.
Un nuevo sistema de refrigeración pasiva utiliza una combinación de luz solar y agua salada, pero sin electricidad, para producir un efecto refrigerante. El sistema experimental, que se está desarrollando en la Universidad Rey Abdullah de Ciencia y Tecnología (KAUST) de Arabia Saudí, aprovecha un fenómeno natural de cambio de fase en el que la energía se absorbe cuando los cristales de sal se disuelven en el agua. Esto significa que si se añade sal al agua caliente, ésta se enfría rápidamente al disolverse la sal. Un artículo sobre esta investigación, dirigida por el profesor Peng Wang, se ha publicado recientemente en la revista Energy and Environmental Science.
Tras experimentar con diferentes tipos de sales, se descubrió que el nitrato de amonio era la que mejor resultados proporcionaba. Se trata de una sal muy soluble en agua, con lo que su poder de enfriamiento es cuatro veces mayor que el de la siguiente sal candidata, el cloruro de amonio. Además, el nitrato de amonio ya se utiliza ampliamente como fertilizante y es bastante barato.
El nitrato de amonio tiene un poder de enfriamiento cuatro veces superior al de la siguiente sal candidata
Además de su uso en sistemas de refrigeración de edificios, el sistema también podría utilizarse para refrigerar alimentos. En las pruebas de laboratorio, se colocó agua con nitrato de amonio añadido en un vaso metálico, que a su vez se introdujo en una caja de espuma de poliestireno sellada. A medida que la sal se disolvía y el agua se enfriaba, la temperatura del vaso bajaba de la temperatura ambiente, unos 25 ºC a 3,6 ºC en aproximadamente 20 minutos. La cámara se mantuvo por debajo de los 15 ºC durante más de 15 horas.
Además, una vez disuelta toda la sal, se utilizó el calor solar para evaporar el agua. La sal se quedó en forma de cristales que se formaron en el vaso, y esos cristales se pudieron recoger y reutilizar en el sistema de refrigeración. Aunque dejar que el agua se evapore en entornos áridos y resecos puede parecer un despilfarro, la mayor parte de esa agua podría recuperarse y reutilizarse si se utilizara un alambique solar.
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