Los científicos que han recibido el premio Nobel de Física 2021 establecieron las bases de nuestro conocimiento del clima de la Tierra y cómo las acciones humanas influyen en él

El Premio Nobel de Física de este año se ha repartido entre tres, todos ellos trabajando para tratar de entender los sistemas más complejos conocidos.

Los sistemas complejos pueden estar compuestos por una ingente variedad de elementos distintos que interactúan, incluso de forma caótica. El clima es el ejemplo más cercano. Dar con herramientas científicas que permitan entenderlo, cuantificarlo, y hacer un «diagnóstico» de un sistema tan inmenso como el clima del planeta, y del cambio climático, ha supuesto un enorme avance.

Los laureados con el Premio Nobel de Física 2021 son Syukuro Mabane, de la Universidad de Pricenton (EE.UU.), Klaus Hasselmann, del Instituto Max Planck de Meteorología (Alemania), y Giorgio Parisi, de la Universidad Sapienza de Roma (Italia).

Los descubrimientos de Manabe y Hasselmann han permitido desarrollar modelos matemáticos para entender la crisis climática y la influencia que los humanos tenemos sobre ella.

El físico japonés Manabe fue el primero en demostrar que existía una relación entre los niveles elevados de CO2 en la atmósfera y el aumento de temperaturas en la superficie de la Tierra, el calentamiento provocado por los gases de efecto invernadero y sentó las bases para el desarrollo de los actuales modelos climáticos que nos permiten predecir el futuro del clima.

Hasselmann fue el primero en identificar la huella humana en el cambio climático. Gracias a su trabajo se pudo demostrar que las emisiones de dióxido de carbono de las actividades humanas causan el aumento de temperatura del planeta. El llamado efecto invernadero.

El trabajo de Parisi se centra principalmente en pequeñas partículas subatómicas, y ha realizado contribuciones en los procesos aleatorios que tienen aplicaciones no solo en el ámbito de la física, sino también en áreas como la biología, la neurociencia, el aprendizaje máquina o las matemáticas.

A partir de la década de 1960, Manabe, ahora investigador de la Universidad de Princeton en Nueva Jersey, creó los primeros modelos climáticos que pronosticaban lo que sucedería en el mundo a medida que se acumulara dióxido de carbono en la atmósfera. Durante décadas, habían demostrado que el dióxido de carbono atrapa el calor, pero el trabajo de Manabe permitió mostrar cómo empeorará el cambio climático y a qué velocidad, dependiendo de la cantidad de contaminación por carbono que se acumule en la atmósfera.

Aproximadamente una década después, Hasselmann, del Instituto Max Planck de Meteorología en Hamburgo, Alemania, ayudó a explicar por qué los modelos climáticos pueden ser confiables a pesar de la naturaleza aparentemente caótica del clima. También desarrolló formas de buscar signos específicos de influencia humana en el clima.