El lenguaje infantil es bonito cuando se utiliza con los bebés, pero ¿cuando los adultos conversan entre sí? No tanto.
Ramesh Kaipa, Universidad Estatal de Oklahoma
Imagínate que estás paseando por un parque y escuchas a una pareja de mediana edad que se arrulla mutuamente, llamándose «melocotoncito» y «muñequita».
«¡Puaj!», podrías ser tu primer reflejo.
Estas palabras son bonitas cuando los adultos las usan con bebés. Pero cuando dos adultos conversan entre sí? No tanto.
Sin embargo, en mi trabajo como investigador de ciencias y trastornos de la comunicación, me he encontrado con estudios que muestran que hasta dos tercios de las parejas utilizan el lenguaje romántico de los bebés.
Puede sonar extraño y provocar escalofríos, pero no es ningún trastorno.
Entonces, ¿por qué lo hacen las parejas?
Primero, es importante entender a qué me refiero exactamente con «habla de bebé». No es cómo hablan los bebés entre sí. Es el tono, el tempo y la entonación exagerados que utilizan los padres cuando hablan con sus pequeños, lo que los lingüistas llaman motherese o parentese [idioma marternal o de los progenitores].
Según la experta en habla y audición Patricia Kuhl, este estilo especial de hablar facilita las interacciones sociales con los bebés, ayudándoles a aprender a comunicarse. Y no es un fenómeno exclusivo del idioma inglés. Los hablantes de todas las culturas y todos los idiomas cambian su tono y exageran su entonación cuando se comunican con los bebés.
Las investigaciones han demostrado que este estilo de hablar realmente provoca la liberación de neurotransmisores que motivan a los bebés a aprender.
Sin embargo, en el caso de las relaciones románticas, este estilo de hablar tiene menos que ver con el aprendizaje y más con el afecto.
Según la teoría del intercambio de afecto, que fue propuesta por el investigador de la comunicación Kory Floyd, hay comportamientos vocales específicos que señalan el afecto. Entre ellos se encuentran el uso de un tono alto, una entonación exagerada y una voz suave, rasgos que casualmente coinciden con la forma en que la mayoría de las personas hablan a los bebés.
Pero el fenómeno tiene otra vertiente: la formación de un paisaje lingüístico especial que está amurallado del resto del mundo, un espacio para que las parejas se expresen libre de las complejidades y costumbres de las conversaciones rutinarias de los adultos.
El uso de la comunicación «idiosincrática» o personalizada es un aspecto importante de las amistades cercanas y las relaciones románticas. Un espectador que escuche podría quedarse perplejo. Pero para la pareja, es una señal de su vínculo, un límite que los diferencia de los demás. Llamar a tu pareja con apodos como «pastelito» y «bombón» son parte de esto, y se ha demostrado que señalan una mayor satisfacción en la relación entre las parejas.
Así que, aunque cuando los adultos se vuelven literalmente locos el uno por el otro puede sonar peculiar, es un sello distintivo de la humanidad.
Ramesh Kaipa, Profesor Asociado de Ciencias de la Comunicación y Trastornos, Universidad Estatal de Oklahoma
Este artículo fue publicado originalmente en The Conversation bajo una licencia Creative Commons. Leer el artículo original.
Foto: Justin Case/Getty Images