El Skoda Fabia se parece a los supermercados de Juan Roig: no tiene lujos, pero te ofrece todo lo que necesitas en un coche
Esa sensación que tienes cuando vas a un supermercado de Mercadona es la que te produce el Skoda Fabia cuando te montas en él. En Mercadona las cosas están hechas pensando en hacerte la vida fácil. En el Skoda Fabia, también. Los aparcamientos de los supermercados de Juan Roig, por ejemplo, tienen líneas en la pared para delimitarte donde empieza y acaba cada plaza. En el Skoda Fabia la maniobra es igualmente sencilla debido a una cámara de visión trasera que se activa al insertar la marcha atrás. Huecos portaobjetos, ganchos… hasta paragüas de serie lleva acoplado en la puerta por si te pilla un chaparrón imprevisto.
La idea del paragüas no es de Mercadona, ni tan siquiera de Skoda. Coches que son la representación del sibaritismo, como los Rolls Royce, también lo incluyen en su equipamiento de serie. La diferencia es que en el Fabia es plegable por razones de espacio. En el Rolls, no porque hay sitio hasta para una sombrilla de playa. Claro que el coche británico puede equipar nevera y cristalería de lujo y el Fabia no, pero es que entre uno y otro hay 1,6 metros de longitud de diferencia y 464000 euros.
Buena cobertura
La clave para que el Skoda pueda ofrecer este precio es que se beneficia de pertenecer al grupo Volkswagen. En otras palabras, comparte plataforma y muchos elementos mecánicos con el VW Polo, Seat Ibiza y Audi A1. Y como todos ellos, no tiene en su gama versiones con motor diésel y tampoco híbridas, ni tan siquiera híbridas ligeras, ni eléctricas. Ahora todos los Fabia son de gasolina. ¿Por qué? Pues, como en el caso de Mercadona, porque solo ofrecen lo que se va a vender en grandes cantidades y a buen precio. Los productos residuales, para otros.
Y precisamente por eso, porque lo que no es estrictamente necesario para hacer la vida fácil no tiene cabida en este coche, se ha apostado por un motor tricilíndrico en lugar de los habituales cuatro cilindros. Esta mecánica, que en el Fabia puede dar 80, 95 y 110 CV, tiene varias connotaciones, algunas buenas y otras regulares. El consumo… depende. Si vas con alegría, tirando a alto. Si conduces con tranquilidad, razonable, unos 5 litros a los 100 en la versión más potente.
Menos es más
Pero en las mecánicas de tres cilindros hay otros aspectos interesantes. Al tener menos piezas, las perdidas por rozamiento son menores y mayor el aprovechamiento de la energía. También está el hecho de que son motores más pequeños; perfecto pues para un coche que mide 4,1 metros y en el que cada centímetro cuenta. Cuatro pasajeros pueden viajar cómodamente, con toberas para la climatización en la segunda fila, huecos para los teléfonos, tomas USB tipo C… Es verdad que el coche está homologado para cinco personas, pero este quinto irá incómodo porque la plaza central es más estrecha y el respaldo diferente, pero ¿cuántas veces va el coche al completo? La ocupación media de un vehículo es de 1,35 pasajeros. Quizá no tengo mucho sentido preocuparse por este aspecto.
Sí habría que hacerlo con el hecho de que no lleva rueda de repuesto, salvo que pagues 120 euros. Casi ningún coche la incorpora actualmente, excepto el Rolls Royce, claro, y algún otro verso suelto. Argumentan razones de precio y que así liberan espacio en el maletero. Y es cierto en el caso del Fabia, pero el kit repara pinchazos no es ni de lejos la mejor opción porque pueden dañar la válvula de llenado, los sensores de presión, etc. Y esto, en medio de un viaje no hace ni media gracia, y mucho menos en un coche como este que, a pesar de no tener pretensiones, puede hacer muchos kilómetros con seguridad y control.
Desde luego no es un Rolls Royce, pero en las zonas de curvas te divertirás más con él que si llevaras el mastodóntico carruaje inglés.