Este año, el rally más extremo del mundo se celebra en Arabia Saudí, pero sigue denominándose Dakar. Tampoco las ediciones anteriores llegaron a Senegal
Cuando alguien habla del París-Dakar prácticamente todo el mundo a su alrededor sabe que se está refiriendo a uno de los rallys más exigentes del mundo. Sin embargo hace ya años que esta competición ni sale, ni pasa, ni llega a París ni a Dakar. Ha sido una suerte de casualidades, accidentes, infortunios, amenazas e intereses comerciales los que han determinado los sucesivos emplazamientos y recorridos de este rally. ¿Por qué entonces mantiene la denominación Dakar? Dakar es desierto, aventura, peligro, dificultad, riesgo… Atributos perfectos para un rally de máximo nivel en el que el hombre y la máquina se enfrentan a lo desconocido. Y decir Rally Dakar en lugar de Rally Jeddah (Arabia Saudí), que es donde acaba y empieza este año, no suena igual.
Vocación, aventurero
La competición es y tiene que parecer durísima. Fue creada en 1978 por Thierry Sabine, un piloto de motos francés. Él mismo estuvo a punto de morir en el desierto si no hubiera sido por la suerte y su ingenio.
Corría en 1977 un rally que iba del sur de Costa de Marfil (África) a la Costa Azul francesa. Un error en los cálculos de orientación hizo que se perdiera y se adentrara en el desierto de Teneré. Seis días estuvo perdido hasta que un avión de rescate vio la cruz que había hecho con piedras en el suelo y lo rescató. La experiencia le llevó a organizar un rally extremo. Y nació el París-Dakar.
El principio del fin del un itinerario
La primera vez que el París-Dakar traicionó su nombre fue en 1992 porque no pisó tierra senegalesa. Ese año, los organizadores quisieron hacer algo especial atravesando África de norte a sur, hasta Ciudad del Cabo. A esas alturas, Thierry Sabine ya había fallecido. Lo hizo en 1986, a los 36 años, en un accidente de helicóptero en Mali. Pero la traición a Dakar fue puntual, casi perdonable. Volvió a ser destino en 1993.
Dos años después, en 1995, la que se cayó del cartel fue la ciudad de París. En esa ocasión, España, más concretamente Granada, fue el origen del rally. ¿Por qué? Porque se pagó por ello. 100 millones de pesetas por año. Y este fue el inicio de un rompan filas general en el que el mejor postor ha ido marcando el origen. Marsella, Clermont-Ferrand, Barcelona, Lisboa se convirtieron en línea de salida los siguientes años. Pero nada ni nadie se había atrevido a alterar la meta en Dakar hasta que Al Qaeda apareció en escena y trastocó los planes con sus amenazas. La primera consecuencia fue la suspensión del rally en 2008 y la segunda que la prueba jamás volvió a considerar Dakar como meta aunque, se celebre donde se celebre, los aficionados siempre lo llamarán EL DAKAR, con todas sus letras en mayúsculas.