Citroën desarrolla una plataforma tipo skate de código abierto sobre la que se montan diferentes tipos de carrocerías
Parece un skate, pero es mucho más. Se trata de un concepto que en el grupo Stellantis, promotor de la idea, han llamado Citroën Autonomous Mobility Vision. La idea que se han propuesto sus responsables es la crear una plataforma en código abierto cuyo objetivo es hacer fluir el tráfico en la ciudad de una manera diferente. Porque si en los últimos 136 años, desde que Bertha Benz hiciera el primer viaje en automóvil de la historia, hemos conducido cada uno nuestro coche, ahora la propuesta es aprovechar el tiempo mientras nos desplazamos.
¿Cómo? Estos skates, que en realidad son plataformas autónomas, están diseñados para moverse por carriles exclusivos integrados en el paisaje urbano. Hasta ahí, la responsabilidad de Citroën. A partir de ese punto es cuando toman protagonismo las empresas de servicios, cada una de ellas diseñando la carrocería o cápsula que considere más adecuada. Así, por ejemplo, podrá haber cabinas destinadas a la lectura, a la del servicio de entrega de paquetería, a la de proyección de películas, a la de hacer ejercicio o a la de, por qué no, tomar una copa a bordo. Las posibilidades son infinitas, tantas como la industria de servicios quiera crear.
Los Citroën Autonomous Mobility Vision podrán circular las 24 horas del día, los 7 días de la semana. Tú solo tienes que dejarte llevar. Es cierto que los verdaderos apasionados al automóvil añorarán sentarse al volante y conducir por sí mismos, pero es más fácil alcanzar el objetivo de siniestralidad cero con este tipo de automóviles que con los que hemos conocido hasta ahora. No hay que olvidar, además, que la electromovilidad permite reducir la huella de carbono. Es cierto que para los que tengan sed de rugido de motores no será suficiente, pero sí para los que tengan cierta inquietud medioambiental.
Al fin y al cabo, a Citroën le suele gustar romper las reglas del juego de vez en cuando y sorprender al mercado con propuestas que los conductores no tienen previstas. Así ocurrió con el famoso Tiburón, el DS, un concepto rompedor casi tanto como en su día fue el 2CV o la popularización de la suspensión hidroneumática, un esquema de amortigüación que aún hoy se sigue incorporando a algunos modelos.