Beatriz von Munthe, ingeniera experta en el producción de energía y combustibles, explica por qué volver a producir electricidad con centrales de carbón es un costoso error 

La crisis provocada por la guerra en Ucrania ha forzado a Alemania a autorizar la reapertura de sus centrales eléctricas de carbón. En España el abandono del carbón para la producción de electricidad está previsto para 2030. Aún así las compañías eléctricas, ante la subida del precio del gas, han disparado la utilización de carbón. Beatriz von Munthe af Morgenstierne, ingeniera experta en Energía y Combustibles, y que aboga por la transición a las renovables, enumera los motivos por los que el uso del carbón no es una solución a la crisis energética.

No garantiza la independencia de Rusia

El carbón nacional apenas se utiliza en las centrales térmicas por tener altos niveles de azufre, unido a que las reservas son bajas y extraerlo es muy costoso. Paradójicamente el carbón nacional, siendo el más cercano, no es más barato que el importado de Colombia y Rusia. Los carbones nacionales cuentan con alto contenido de azufre lo cual hace necesario su mezcla o el uso de desulfuradoras. Por esta razón el carbón quemado en España ha sido mayoritariamente importado de Rusia, Colombia, Indonesia, África, Australia y EE UU. Volver a usar carbón no da independencia energética. Europa tiene también dependencia del carbón ruso.

Su operación y mantenimiento no son rentables

Los costes fijos del carbón son muy elevados, y recuperarlos en funcionamientos estacionales de pocos días o semanas hace que sea muy complicado generar un margen positivo. Tener equipos humanos en las centrales, su mantenimiento y disponer de carbón para funcionar solo unas semanas al año no es rentable en competencia con otras tecnologías.

Es difícil de almacenar en grandes cantidades durante mucho tiempo

El carbón sufre a veces autocombustión y requiere unos equipos y trabajos especiales para minimizar este riesgo. El almacenamiento de los carbones a medio plazo requiere de monitorización continua y de técnicas de compactación y sellado que encarecen su logística.

El transporte del carbón no es sostenible

El funcionamiento esporádico, junto a la situación en el interior de muchas centrales térmicas, hace que muchas veces no se pueda transportar el carbón del puerto (tras su llegada por barco desde Rusia o Colombia) a la central de manera regular por tren, y sea necesario utilizar un gran número de camiones al día. Este transporte por carretera es insostenible.

Encarece los costes fijos

Si no cerramos las centrales de carbón, con el crecimiento de las renovables nos sobrará capacidad de producción a coste elevado, lo que encarece los costes de potencia de todo el sistema. El carbón únicamente se utilizaría en semanas de estrés del sistema, cuando lo que realmente se necesita es una tecnología más flexible. Las centrales de carbón no pueden servir como backup de las renovables. No pueden arrancar solo para un par de días o unas horas de poco viento o sol, ya que tienen que funcionar prácticamente toda la semana para recuperar sus costes de arranque. Las centrales térmicas de carbón no favorecen el crecimiento y aprovechamiento de los recursos renovables.

Elevadas inversiones medioambientales

Además del coste del CO2, la regulación europea de límites en emisiones de azufre y nitrógeno se ha vuelto más exigente en los últimos años, y las centrales requerían de inversiones costosas que en un mercado marginalista inundado por fin de renovables hacen inviable su rentabilidad de manera sostenida en el tiempo.

Generar con carbón no es más barato que generar con gas

Aunque se comprara carbón más barato que gas, el coste de las emisiones de CO2 provoca el sorpasso, por lo que en condiciones geopolíticas estables, es más barato generar con gas que con carbón. La coyuntura actual ha encarecido el precio del gas de Rusia, pero no el de otros orígenes que llegan a España en buques metaneros.

Escasez de carbón en España

El carbón nacional es escaso y por ello, no permite independencia. El sol y el viento son ilimitados y autóctonos. Las reservas de carbón nacionales son insuficientes y algunas están ya prácticamente agotadas.

La necesaria modernización del parque de generación

Es mejor cerrar centrales antiguas de carbón que centrales modernas de ciclos que pueden parar y arrancar con flexibilidad, incluso en remoto abaratando costes. Para que los propietarios de centrales de carbón puedan invertir en ellas, debe garantizarse una rentabilidad mínima que el mercado actual y futuro no proporciona.

El cambio climático no es un coste invisible

Las emisiones de CO2 generando con carbón, casi triplican a las emisiones generando con gas. Los costes de la electricidad asustan, pero no se llevan vidas. Los heridos y fallecidos por el conflicto entre Rusia y Ucrania son devastadores y los efectos y consecuencias del cambio climático son irreversibles. No es más barato ni en el presente ni para las generaciones futuras generar con carbón que con otro combustible; solo se debería usar carbón si no hay otra alternativa, como puede suceder en Alemania con gran dependencia de gas ruso de más de un 60%.
Sin embargo en España tenemos diversificación de suministros con gas de EE UU, Noruega, Argelia, Nigeria, Qatar, Trinidad y Tobago, Omán, Egipto y otros países.

Volver hacia atrás no nos garantiza precios más bajos y nos acelera el calentamiento.

Beatriz von Munthe af Morgenstierne Hygge-slowlife –www.ecoliderazgo.com