Entrevistamos a Pedro García, director de la Asociación de Naturalistas del Sureste (ANSE), para la Noche Mediterránea de las Investigadoras, MEDNIGHT en Los Alcáceres (Murcia), con el Mar Menor a su espalda. Pedro García es uno de los mayores expertos en la problemática que vive el Mar Menor, al que defiende desde ANSE. En esta entrevista, repasa la problemática sin levantar la voz, pero con la contundencia que requiere la situación que vive un trocito del Mediterráneo que él ama desde niño.
Fotografía superior: Clara Cánovas Pérez
Texto de la entrevista en el vídeo:
El Mar Menor es la mayor laguna litoral de la Península Ibérica. Es un espacio que, aunque pudiera parecer asombroso, ha tenido una presión humana relativamente pequeña hasta mitad del siglo pasado.
La población y las actividades humanas eran muy reducidas hasta la mitad del s.XX y prácticamente no han incidido de manera negativa en el Mar Menor. Es sobre todo a partir de los años 60, principalmente con la llegada del turismo, cuando el Mar Menor se empieza a transformar a una velocidad muy grande.
«Hay una huella, un impacto ambiental importante que se arrastra del pasado que es el de la minería, de la sierra minera de Cartagena»
Primero en algunos puntos del interior de la laguna, con el desarrollo de algunas urbanizaciones costeras principalmente en la franja arenosa que separa el Mar Menor del Mediterráneo, la Manga. Prácticamente se colmata a principios del S. XXI y hace desaparecer la mayor parte de sus valores naturales. Desde esa época hasta la actualidad, aparecen en el Mar Menor todos los problemas que se nos puedan pasar por la cabeza. Hay una huella, un impacto ambiental importante que se arrastra del pasado que es el de la minería, de la sierra minera de Cartagena.
La minería que fue muy importante en época romana y desde mitad del siglo pasado, genera problemas de llegada de contaminantes de manera notable en algunos puntos del sur del Mar Menor. Luego el desarrollo urbanístico que viene asociado a la construcción de grandes infraestructuras al rededor del Mar Menor. En la zona interior de la comarca hay multitud de autovías y autopistas, un aeropuerto internacional y en la orilla interior del Mar Menor numerosos puertos deportivos.
«La llegada de las aguas del trasvase del Tajo al campo de Cartagena a la planicie que rodea el Mar Menor, hace que se desarrolle una agricultura intensiva, masiva, que termina ocupando una superficie que llega a estar por encima de las 60 mil hectáreas»
El Mar Menor cuenta con una de las mayores densidades de puertos deportivos de todo el litoral mediterráneo español. Y digamos que como guinda, a finales de los años 70 y principios de los 80 la llegada de las aguas del trasvase del Tajo al campo de Cartagena a la planicie que rodea el Mar Menor, hace que se desarrolle una agricultura intensiva, masiva, que termina ocupando una superficie que llega a estar por encima de las 60 mil hectáreas, con un uso muy importante de agroquímicos en general.
Y esto desemboca dos o tres décadas después en un proceso de eutrofización masiva de sus aguas, como consecuencia de la subida de las aguas del nivel freático y la llegada al Mar Menor, directa o indirectamente, de grandes caudales de agua excedentes de la agricultura contaminada principalmente por nitratos.
Distintos estudios calculan que hay alrededor de 300 mil toneladas de nitrato almacenados en el acuífero cuaternario del campo de Cartagena. Al final, con todos estos problemas, principalmente en estos últimos años, el proceso de eutrofización termina generando la mortalidad masiva de la vegetación del fondo, en un par de ocasiones de forma aún más masiva, de grandes cantidades de peces y crustáceos.
¿Qué soluciones propone?
Como marco general, desde nuestro punto de vista, la solución o el conjunto de soluciones más importantes, pasarían por proceso de renaturalización. Hemos ocupado demasiado Mar Menor, hemos alterado demasiado los ecosistemas del Mar Menor y del entorno del Mar Menor.
Una de las cosas que tenemos que hacer fijándonos precisamente en que parte de las soluciones las genera la propia naturaleza, es devolver al Mar Menor una parte de su naturaleza. Hay que recuperar su biodiversidad. ¿Cómo? Restaurando ecosistemas, eliminando parte de la agricultura intensiva que rodea al Mar Menor, especialmente la agricultura ilegal, que puede estar en torno a 8 mil y 10 mil hectáreas.
«Hay que dar un paso atrás, hay que decrecer un poco para recuperar parte de esa naturaleza y hacer más sostenible un modelo económico que se base, entre otras cosas, en una menor huella ecológica y en una menor destrucción del territorio»
Hay que cambiar muchas prácticas agrícolas, reduciendo el uso de agroquímicos. Hay que mejorar la forma en que se labora la tierra. Por ejemplo, evitando la llegada al Mar Menor de aguas torrenciales durante las riadas con grandes cantidades de sedimento. Hay que actuar en el freno del crecimiento urbanístico. Hay que desclasificar suelos urbanos y urbanizables. Desde nuestro punto de vista, hay que recuperar algunas infraestructuras portuarias. Hay que dar un paso atrás, hay que decrecer un poco para recuperar parte de esa naturaleza y hacer más sostenible un modelo económico que se base, entre otras cosas, en una menor huella ecológica y en una menor destrucción del territorio.
¿Qué debería hacer la administración pública al respecto?
En principio, como marco global, aplicar las leyes que no se han aplicado y otra cosa que es fundamental y que todo el mundo entiende en cualquier sitio: actuar con coordinación.
¿Cuál ha sido el papel de los centros de investigación?
En un principio ha sido clave para comprender el problema, pero lo que no se ha sabido hacer por parte de las administraciones y principalmente por la comunidad autónoma, que es la que más competencias tiene al fin y al cabo en la normativa que afecta al Mar Menor y a la solución de sus problemas, ha sido que el asesoramiento científico, la participación de los investigadores que mejor conocen la situación del Mar Menor, no se ha hecho de manera consensuada, colegiada, de manera independiente.
«Muchísimos investigadores entienden que el comité científico no era un comité asesor independiente que buscara soluciones de consenso, sino que se había convertido en un instrumento de propaganda y de apoyo a ciertas tesis de la administración que no iban en la línea que muchos de estos investigadores proponían»
Eso ha generado rechazo a muchísimos investigadores que entendían que el comité científico no era un comité asesor independiente que buscara soluciones de consenso, sino que se había convertido en un instrumento de propaganda y de apoyo a ciertas tesis de la administración que no iban en la línea que muchos de estos investigadores proponían. De manera que al final uno de los grandes problemas a nivel científico, es que no existe consenso y no existe un trabajo coordinado para la búsqueda de esas soluciones. Tampoco hay un trabajo paralelo de las distintas administraciones con competencia para intentar unir esa desunión que se ha generado a nivel científico.
A nivel social sí que se ha producido un cambio muy importante de actitud por parte de la opinión pública. Hace 25 o 30 años había una situación de mirar para otro lado. En general la gente no reconocía que el Mar Menor tuviera un problema o muchos problemas serios, ni creía que pudieran desembocar en situaciones como estas mortalidades masivas de peces que hemos visto.
En el año 2016, cuando divulgamos las imágenes de la denominada «sopa verde del Mar Menor » y especialmente en 2019 con la mortalidad masiva de miles peces en otoño en la zona norte del Mar Menor, fue cuando realmente se produjo un cambio de actitud de la opinión pública, que de manera muy rápida se hizo consciente de la situación y de que si no se hace algo rápido y la gente no se mueve, las consecuencias pueden ser peores.
Lo que hace al Mar Menor diferente a los problemas de otros muchos lugares, es que nos ha mostrado con la muerte de decenas de miles de peces, las consecuencias de la forma en que el hombre maneja los ecosistemas y las consecuencias de las malas prácticas y del incumplimiento de las leyes que ya existen. Yo creo que hay que utilizar todas las herramientas existen para presionar a todos los niveles a las administraciones: a la local, a la autonómica, las del Estado, a las europeas.
«La prioridad es presionar a la Unión Europea para que a su vez presione a las administraciones, al Estado, a la comunidad autónoma especialmente, para que las leyes se cumplan y así la ciudadanía pueda creer que la legislación sirve para algo»
Tal vez uno de los organismos que juega un papel clave para que esto cambie es precisamente la Unión Europea. Yo creo que la normativa de protección de los espacios naturales y de la naturaleza en general de Europa, es un ejemplo a nivel internacional. Europa debería ser un ejemplo a nivel de conservación. Un lugar tan poblado y con tantos problemas y en el que en general la población mantiene un nivel de sensibilización mucho más grande que en otros sitios. Creo que esa sería la prioridad: Presionar a la Unión Europea para que a su vez presione a las administraciones, al Estado, a la comunidad autónoma especialmente, para que las leyes se cumplan y así la ciudadanía pueda creer que la legislación sirve para algo y que los organismos internacionales al final ayudan en las cosas que más necesitamos, entre ellas los derechos de la naturaleza y los derechos humanos, como elemento clave en la constitución del estado europeo.