Las personas portadoras de tres variantes genéticas heredadas de los neandertales son más sensibles a algunos tipos de dolor, según un nuevo estudio 

Los investigadores del University College London han publicado los resultados de su estudio en Communications Biology, que muestran cómo el mestizaje con los neandertales ha influido en la genética de los humanos modernos.

Los investigadores descubrieron que las personas portadoras de tres de las denominadas variantes neandertales en el gen SCN9A, implicado en las neuronas sensoriales, son más sensibles al dolor producido por pinchazos en la piel tras una exposición previa al aceite de mostaza.

Investigaciones anteriores habían identificado tres variantes del gen SCN9A -conocidas como M932L, V991L y D1908G- en genomas neandertales secuenciados e informado de una mayor sensibilidad al dolor entre los humanos portadores de las tres variantes. Sin embargo, antes de este estudio no estaban claras las respuestas sensoriales específicas afectadas por estas variantes.

Un equipo internacional dirigido por investigadores de la UCL, la Universidad de Aix-Marsella, la Universidad de Toulouse, la Open University, la Universidad de Fudan y la Universidad de Oxford, y financiado en parte por Wellcome, midió los umbrales de dolor de 1.963 personas de Colombia en respuesta a una serie de estímulos.

El gen SCN9A codifica un canal de sodio que se expresa a niveles elevados en las neuronas sensoriales que detectan señales de tejido dañado. Los investigadores descubrieron que la variante D1908G del gen estaba presente en alrededor del 20% de los cromosomas de esta población y que alrededor del 30% de los cromosomas portadores de esta variante también eran portadores de las variantes M932L y V991L.

Los genes de la sensibilidad al dolor

Los autores descubrieron que las tres variantes se asociaban a un umbral de dolor más bajo en respuesta al pinchazo en la piel tras una exposición previa al aceite de mostaza, pero no en respuesta al calor o la presión. Además, portar las tres variantes se asociaba a una mayor sensibilidad al dolor que portar sólo una.

Cuando analizaron la región genómica que incluye SCN9A utilizando datos genéticos de 5.971 personas de Brasil, Chile, Colombia, México y Perú, los autores descubrieron que las tres variantes neandertales eran más comunes en poblaciones con mayores proporciones de ascendencia nativa americana, como la población peruana, en la que la proporción media de ascendencia nativa americana era del 66%.

Los autores proponen que las variantes neandertales pueden sensibilizar las neuronas sensoriales alterando el umbral al que se genera un impulso nervioso. Especulan que las variantes pueden ser más comunes en poblaciones con mayores proporciones de ascendencia nativa americana como resultado del azar y de los cuellos de botella poblacionales que se produjeron durante la ocupación inicial de las Américas. Aunque el dolor agudo puede moderar el comportamiento y evitar lesiones posteriores, los científicos afirman que se necesita más investigación para determinar si ser portador de estas variantes y tener una mayor sensibilidad al dolor puede haber sido ventajoso durante la evolución humana.

Investigaciones anteriores del Dr. Kaustubh Adhikari, coautor del estudio, han demostrado que los humanos también heredamos material genético de los neandertales que afecta a la forma de nuestra nariz. El Dr. Adhikari comentó: «En los últimos 15 años, desde que se secuenció por primera vez el genoma neandertal, hemos ido aprendiendo cada vez más sobre lo que hemos heredado de ellos como resultado del mestizaje hace decenas de miles de años».

«La sensibilidad al dolor es un importante rasgo de supervivencia que nos permite evitar cosas dolorosas que podrían causarnos graves daños. Nuestros hallazgos sugieren que los neandertales pueden haber sido más sensibles a ciertos tipos de dolor, pero se necesita más investigación para que podamos entender por qué es así, y si estas variantes genéticas específicas eran evolutivamente ventajosas.»

En palabras del Dr. Pierre Faux (Universidad Aix-Marsella y Universidad de Toulouse), primer autor del estudio: «Hemos demostrado cómo la variación en nuestro código genético puede alterar cómo percibimos el dolor, incluidos los genes que los humanos modernos adquirieron de los neandertales. Pero los genes son sólo uno de los muchos factores, como el entorno, la experiencia pasada y los factores psicológicos, que influyen en el dolor.»

REFERENCIA

Neanderthal introgression in SCN9A impacts mechanical pain sensitivity