Las pirañas tienen dientes afilados como cuchillas, pero ¿pueden realmente despojar a su presa de su carne en cuestión de minutos como en las películas?
Cuando pensamos en las pirañas, a menudo evocamos la imagen de temibles depredadores capaces de dejar a un animal sin esqueleto en cuestión de segundos. Su mala fama se debe, en parte, al Presidente Theodore Roosevelt, quien, tras un viaje al Amazonas, escribió que eran los «peces más feroces del mundo».
«Son capaces de arrancar un dedo de una mano incautamente arrastrada por el agua; mutilan a los nadadores (en todos los pueblos ribereños de Paraguay hay hombres que han sido mutilados de este modo); desgarran y devoran vivo a cualquier hombre o animal herido, porque la sangre en el agua los vuelve locos», escribió en su libro «Through the Brazilian Wilderness» (atravesando la selva brasileña).
Pero aunque estos peces de agua dulce tienen dientes afilados como cuchillas, ¿son realmente tan peligrosos como creemos? ¿Y a qué velocidad pueden realmente consumir a sus presas?
Por ejemplo, las pirañas de vientre rojo (Pygocentrus nattereri) -a menudo asociadas con ataques a humanos- suelen alimentarse de peces, crustáceos, insectos, plantas, frutas, frutos secos y semillas, pero también se han encontrado ejemplares de esta especie con trozos de aves, serpientes y pequeños mamíferos en el estómago. Otras especies como el tambaqui (Colossoma macropomum), pariente cercano de la piraña, son herbívoras.
Las pirañas se pueden encontrar en grupos de entre 10 y 100 peces, pero no para cazar, sino para protegerse. Las pirañas tienen depredadores naturales, como el caimán negro (Melanosuchus niger).
Haciendo el cálculo, una piraña de vientre rojo adulta pesa unos 500 gramos. Una piraña hambrienta podría comer 1/8 de su peso corporal en una comida (que es el comportamiento que se ha observado en el acuario), lo que equivaldría a 68 gramos por pez. Si tuviéramos un perro de unos 25 kilos, restando 5 kilos de huesos y el pelo, un banco de 250 pirañas adultas tardarían unos tres minutos en comérselo.
Las pirañas se alimentan de forma oportunista y no tienen muchas oportunidades de comerse a un perro. Es más probable que busquen comida más fácil y accesible, como peces pequeños o fruta.
A pesar de su aspecto, la reputación de las pirañas es en gran medida inmerecida y las descripciones de sus hábitos alimentarios suelen ser exageradas. Sólo atacan a un animal mucho más grande si está gravemente herido o muerto. Cuando no están carroñeando, las pirañas se alimentan sobre todo de otros peces, mordiendo a los más grandes o consumiendo por completo a los más pequeños.