El BMW 520d ofrece una tecnología de microhibridación catalogada con la etiqueta ECO y un consumo de 5,1 a los 100 km

La venta de vehículos diésel en España ha caído un 10% en España en 2023 a pesar de que recientemente algunos grandes fabricantes han lanzado versiones diésel de sus modelos más emblemáticos. BMW es uno los que se ha atrevido a desafiar las tendencias del mercado con un modelo, el BMW 520d que puede reconvertir a algunas de las voces más críticas de este tipo de combustible. ¿Por qué?

Aquí hay para todos

Ni la gasolina es tan buena, ni la electricidad tan verde, ni el diésel tan maldito. El efecto perverso de las sin plomo es que emiten mayor cantidad de dióxido de carbono (CO2), un gas que causa el efecto invernadero del planeta. El de la electricidad, depende de la fuente que se haya utilizado en su generación. Y el del gasoil, que resulta muy dañino para nuestros pulmones y corazón debido a los óxidos de nitrógeno (NOx) que expulsan los motores.

Pero, ¿y si todo esto fuera relativo? En 2014 la Unión Europea activó la normativa Euro VI que restringía las emisiones de los vehículos. Hoy, cien automóviles de gasóleo recién salidos de la cadena de montaje contaminan menos que uno solo producido en los años 70.

Esto tiene truco

Al esfuerzo en la reducción de emisiones se une también la tecnología que combina lo mejor del mundo de la electricidad con el de la combustión. La versión diésel del BMW 520d es una muestra. El truco se llama microhibridación (MHEV). Consiste en un pequeño motor eléctrico de 8 kW (11 CV) que ayuda al térmico en determinadas circunstancias como el arranque. Logra así reducir el consumo a 5,1 litros en la versión de 197 CV y por tanto las emisiones.

Pero el BMW 520d tiene más singularidades. La fundamental es que navega a contracorriente en un mundo dominado por los SUV. Y apostar en este momento por una carrocería berlina como hacen con el BMW 520d no deja de ser cuando menos osado.

Hoy, cien automóviles diésel recién salidos de la cadena de montaje contaminan menos que uno solo producido en los años 70

Pero la serie 5 de BMW no es una recién llegada al mercado. Sabe que hay un hueco para este tipo de modelos en el que también militan la Clase E de Mercedes y el Audi A6. Galardonado recientemente con el premio a la mejor berlina del mundo por el Women’s Worldwide Car of the Year, nació hace cincuenta años bajo la batuta de diseño de Paul Bracq, un artista que BMW fichó en 1970 y que previamente trabajó para Mercedes-Benz. Hoy, el BMW 520d no tiene nada que ver con aquellos diseños de hace medio siglo. La apuesta ahora es más atrevida, con unos riñones sobredimensionados que se inauguraron en el Serie 4 para reforzar la imagen de marca.

Contigo al fin del mundo

El BMW 520d es una berlina para hacer grandes viajes, con asientos confortables y amplios, por supuesto con todos los reglajes, amplitud y tecnologías que se esperan de un vehículo de estas características. En el salpicadero domina una gran pantalla dual formada por la unión de la del cuadro de instrumentación y la del sistema de infoentretenimiento. Se trata de una solución muy efectista que inauguró Mercedes-Benz y que ya incorporan otros modelos como el Kia EV6. Pero al BMW 520d no le importa que haya otros coches en el mercado con puestas en escena similares.

BMW-5-Series

En la pantalla dual del BMW 520d se pueden ver partidos de fútbol y otros contenidos.

Su apuesta es por la deportividad a pesar de tratarse de un diésel y de pesar 1.850 kg. Pero, ¿quién dijo que un diésel no puede ser deportivo? El coche se tiene bien y es capaz de hacer mucho más de lo que le pidan probablemente la mayoría de los conductores. Sobre todo en el acabado M. Esta inicial identifica la división deportiva Motorsport, un departamento encargado de la preparación de los modelos de la casa para la competición, pero también se utiliza para describir aquellas versiones que llevan un equipamiento algo más racing. Y ese es el caso del BMW 520d M, que incluye suspensión M Sport de tarados más duros para los amantes de las emociones.

Adiós, pues, a los viejos prejuicios, a aquellos motores ruidosos y torpes de gasóleo. Hoy, los diésel hablan con voz propia para reivindicar un papel que nunca se debió cuestionar. El BMW 520d es la prueba de ello. A partir de 60.050 euros.