Durante la llamada Crisis de Salinidad del Messiniense, el nivel del mar Mediterráneo era alrededor de un kilómetro más bajo que el del océano Atlántico.

El mar Mediterráneo descendió durante la Crisis de Salinidad del Messiniense, un importante acontecimiento geológico que transformó el Mediterráneo en una gigantesca cuenca salina hace entre 5,97 y 5,33 millones de años.

Hasta ahora se desconocía el proceso por el que un millón de kilómetros cúbicos de sal se acumularon en la cuenca mediterránea en un periodo de tiempo tan corto. Gracias al análisis de los isótopos de cloro contenidos en la sal extraída de los fondos marinos mediterráneos, los científicos han podido identificar las dos fases de este acontecimiento de evaporación extrema.

Representación artística de la ruptura del umbral de Gibraltar al final de la Crisis de Salinidad del Messiniense. En los momentos finales de esta crisis, el nivel del mar Mediterráneo era alrededor de 1 km más bajo que el del océano Atlántico. Crédito: © Pibernat & Garcia-Castellanos

Representación artística de la ruptura del umbral de Gibraltar al final de la Crisis de Salinidad del Messiniense. En los momentos finales de esta crisis, el nivel del mar Mediterráneo era alrededor de 1 km más bajo que el del océano Atlántico. Crédito: © Pibernat & Garcia-Castellanos

Durante la primera fase, que duró aproximadamente 35.000 años, la deposición de sal se produjo únicamente en el Mediterráneo oriental, provocada por la restricción del flujo de salida del Mediterráneo hacia el Atlántico, en una cuenca mediterránea por lo demás llena de salmuera. Durante la segunda fase, la acumulación de sal se produjo en todo el Mediterráneo, impulsada por una rápida (< 10.000 años) reducción evaporativa durante la cual el nivel del mar descendió 1,7-2,1 km y ~0,85 km en el Mediterráneo oriental y occidental, respectivamente. Como consecuencia, la cuenca mediterránea perdió hasta el 70% de su volumen de agua.

Se cree que este espectacular descenso del nivel del mar tuvo consecuencias tanto para la fauna terrestre como para el paisaje mediterráneo: desencadenó erupciones volcánicas localizadas debido a la descarga de la corteza terrestre y generó efectos climáticos globales debido a la enorme depresión causada por el descenso del nivel del mar.

Estos resultados, publicados en Nature Communications el 18 de noviembre, permiten comprender mejor los fenómenos geológicos extremos del pasado, la evolución de la región mediterránea y sus sucesivas repercusiones globales.

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