El color de la piel de la jirafa es de un color uniforme, pero sus manchas son muy variables en color y forma, desde casi redondeadas con bordes muy suaves hasta elípticas con bordes dentados o lobulados. Los patrones de manchas no cambian a medida que el animal envejece, lo que permite a los investigadores diferenciarlas en función de estos patrones.
Un reciente estudio, publicado en PeerJ, señala que algunas características del patrón de manchas de una jirafa se transmiten de madre a cría. El estudio, liderado por Derek Lee, también revela que la supervivencia de las jirafas jóvenes está relacionada con el patrón de manchas, al proporcionar un camuflaje efectivo contra los depredadores. Los resultados confirman una hipótesis de 49 años sobre la herencia de manchas de jirafa y destaca un nuevo conjunto de herramientas que se puede utilizar para estudiar las manchas en animales salvajes.
«Los patrones de manchas de las jirafas son complejos y pueden ser muy diferentes entre individuos, pero realmente no sabemos mucho sobre su propósito en la naturaleza – explica Lee en un comunicado –. Las manchas complejas pueden ayudar a los animales a evadir a los depredadores, regular su temperatura o reconocer a familiares o sujetos de su grupo, lo que puede afectar su capacidad de sobrevivir y reproducirse. En este estudio, analizamos registros de supervivencia y fotos de manchas de jirafas Masai, y demostramos que los patrones de manchas afectan la supervivencia de los juveniles y son heredables; pasan de la madre a la cría”.
Este estudio reveló que las jirafas recién nacidas con manchas más grandes y de forma irregular también tenían una mayor supervivencia durante los primeros meses de vida. Esto podría reflejar un mejor camuflaje, pero también podría estar relacionado con otros factores que mejoran la supervivencia, como la regulación de la temperatura o la comunicación visual.
El estudio también encontró que dos de los once rasgos de manchas medidos, la circularidad (qué tan cerca está la mancha de un círculo perfecto) y la solidez (qué tan suaves y completos son los bordes) fueron significativamente similares en las madres y los terneros. Esto sugiere que estos rasgos son hereditarios.
“Mi esperanza – concluye Lee – es que otros científicos utilicen las mismas herramientas para medir los patrones en mamíferos y así avanzar en nuestra comprensión de lo que significan estos patrones. Cuantificar las consecuencias de heredabilidad y estado físico de la variación en los patrones de pelaje podría ayudarnos a entender cómo y por qué los complejos patrones de pelaje evolucionan en los animales salvajes”.