El rechazo de órganos sigue siendo un problema urgente en cuanto a trasplantes. A pesar de la intensa investigación en los últimos 20 años, los científicos no han podido mejorar la tasa de rechazo de órganos a largo plazo, que se produce entre cinco y ocho años después del trasplante.
Ahora, un nuevo estudio, liderado por Emmanuel Mongodin, ha descubierto que el microbioma intestinal parece desempeñar un papel clave en la forma en que el cuerpo acepta un corazón trasplantado. El equipo de Mongodin señala, en un artículo publicado en Journal of Clinical Investigation Insight, una relación causal entre la presencia de ciertos microbios y el resultado del trasplante.
Los resultados tienen el potencial de cambiar significativamente la forma en que los investigadores y los médicos tratan el problema del rechazo. Este es el primer estudio para identificar especies bacterianas específicas que pueden tener una influencia en el rechazo o aceptación de un corazón y con qué rapidez se produce el primero.
“Sospechamos que el microbioma podría tener un efecto en la forma en que se aceptan los órganos trasplantados – explica Mongodin –. Este trabajo muestra claramente que existe una conexión entre los microbios intestinales y la respuesta del cuerpo al nuevo órgano”.
El vínculo entre el corazón trasplantado y el microbioma es el sistema inmunológico. Muchos investigadores han señalado que el microbioma juega un papel clave en el sistema inmunológico, ya sea activándolo o suprimiéndolo, dependiendo de la especie bacteriana. Ciertas bacterias en el microbioma pueden desencadenar señales pro o antiinflamatorias, y estas señales pueden afectar a su vez la forma en que el sistema inmunitario responde al órgano trasplantado.