Cada vez más cervecerías están invirtiendo en prácticas para ahorrar energía y reducir los gases de efecto invernadero. Pero esta iniciativa…¿tiene algún beneficio para los fabricantes? Un estudio realizado por investigadores de la Universidad de Indiana sugiere que sí.
Basándose en la investigación de la encuesta realizada por los expertos, la mayoría de los bebedores de cerveza de Estados Unidos estarían dispuestos a pagar más por la cerveza producida con prácticas sostenibles. En promedio, pagarían alrededor de €1 más por paquete de seis latas.
«La conclusión para la industria cervecera es que es financieramente viable introducir prácticas de ahorro de energía en el proceso de elaboración – explica Sanya Carley, líder del estudio, en un comunicado –. Incluso si termina agregando costes, más de la mitad de todos los consumidores de cerveza están dispuestos a absorber esos costos adicionales”.
El estudio, publicado en PLOS ONE, destaca el potencial de ahorro de energía y la sostenibilidad en una industria que consume mucha energía y que está creciendo rápidamente, especialmente en el segmento de cerveza artesanal: las fábricas artesanales aumentaron más del 200% entre 2005 y 2015, y su producción aumentó en más del 12 % cada año.
La industria tiene un potencial considerable para reducir el uso de energía y mitigar su impacto en el cambio climático. Algunas cervecerías ya han agregado paneles solares, instalado plantas de tratamiento de aguas residuales, recipientes de elaboración de cerveza aislados y vapor recapturado del proceso de elaboración.
Pero ese tipo de medidas requieren inversiones iniciales que probablemente aumenten los precios. Para determinar si los consumidores estarían dispuestos a pagar más por la cerveza elaborada de manera sostenible, los investigadores se basaron en una encuesta a más de 1.000 bebedores de cerveza y descubrieron que el 59% pagaría más por las prácticas sostenibles.
La proliferación de variedades de cerveza sugiere que los cerveceros tendrán que encontrar nuevas formas de distinguirse en un mercado cada vez más abarrotado. Carley sugiere que volverse ecológico podría ser un modo para que las compañías cerveceras hagan precisamente eso.