Los osos polares necesitan hielo para sobrevivir, ya que desde allí pueden cazar focas, su principal fuente de alimento. Viajan sobre el hielo, buscando agujeros para respirar, pero cuando el hielo se rompe, a finales de la primavera, algunas poblaciones ayunan en tierra, esperando que el hielo se forme nuevamente para reanudar la caza.
Aún así, los osos polares son cazadores oportunistas y se han observado en múltiples lugares comiendo los cadáveres de las ballenas que mueren en el mar y son arrastradas a tierra. Gracias a estos cadáveres, los osos pueden consumir y almacenar rápidamente grandes cantidades de grasa. En algunos casos, se han observado entre 40 y 60 osos polares alimentándose de cadáveres de ballena gris y, en 2017, se observaron más de 180. También se ha observado que regresan a los mismos canales, a lo largo de varios años.
Esta estrategia oportunista, les ha permitido sobrevivir más allá de los períodos cálidos en el Ártico, cuando la cubierta de hielo marino se reducía.
Ahora un nuevo estudio, liderado por Kristin Laidre, señala que, aunque las ballenas muertas siguen siendo una fuente valiosa de grasa y proteína para algunos osos polares, este recurso probablemente no será suficiente para mantener a la mayoría de las poblaciones de osos en el futuro, cuando el Ártico esté libre, lo que es probable que ocurra en 2040 debido al cambio climático. Los resultados fueron publicados en Frontiers in Ecology and the Environment.
«Si la tasa de pérdida y calentamiento del hielo marino continúa sin mitigarse – explica Laidre –, lo que sucederá con el hábitat del oso polar superará todo lo documentado en el último millón de años. El ritmo extremadamente rápido de este cambio nos hace casi imposible usar la historia para predecir el futuro”.