La localidad cántabra de Rábado contiene el mayor yacimiento de ámbar de España, y probablemente uno de los más importantes del mundo. Acaba de ser descubierto por investigadores del Instituto Geológico y Minero, y en su interior se hallan insectos desconocidos hasta ahora de hace 110 millones de años y en un estado de conservación «excelente».
¿Podrían servir para clonar dinosaurios como en Parque Jurásico? En principio no. Si bien entre los insectos descubiertos – pequeñas avispas, moscas, chinches, arañas y cucarachas – se han encontrado mosquitos que se alimentaban de la sangre de los dinosaurios, la mayor parte de ellos se extinguieron mucho antes que los protagonistas de la peli de Spielberg. Así, ya se ha comprobado que su ADN no se ha podido conservar «después de tantos años».
En este sentido, el ADN parece que tiene una vida máxima de entre unos 50.000 y 110.000 años, y de hecho, se ha podido recuperar ADN de mamuts, por ejemplo.
Por si fuera poco, las dificultades técnicas también son considerables. Las enzimas del sistema digestivo de los insectos rompen las moléculas de ADN, por lo que, tal y como se explica en la película, habría que completarlos con otros fragmentos de otros animales. Sin embargo, recomponer ADN con especies distintas resulta muy difícil, por no decir imposible.
Asimismo, el proceso de fosilización implica que durante los millones de años se habrán producido saltos en la cadena de ADN. Y en el caso de haber salvado estos escollos, el siguiente paso sería desarrollar el embrión, un proceso regulado por hormonas del que tampoco se tiene toda la información. Por todo ello, aunque los avances permitieran llevar a cabo su concepción, el animal resultante tampoco sería un dinosaurio al 100%.
Redacción QUO