Durante el nacimiento o después de un accidente de tráfico, los nervios en el cuello pueden arrancarse de la médula espinal. Como resultado, estas personas pierden la función de sus brazos y no pueden realizar actividades diarias como beber una taza de café.
Actualmente, la reparación quirúrgica es el único tratamiento disponible para los pacientes que sufren este tipo de daño nervioso. “Después de la cirugía, las fibras nerviosas tienen que atravesar muchos centímetros antes de llegar a los músculos – explica Ruben Eggers, líder del estudio, en un comunicado. Pero las células nerviosas a partir de las cuales las nuevas fibras necesitan regenerarse se pierden en grandes cantidades y no llegan a los músculos. Por lo tanto, la recuperación de la función del brazo es incompleta”.
Al combinar la reparación neuroquirúrgica con la terapia génica en ratas, muchas de las células nerviosas moribundas pueden ser rescatadas y se puede estimular el crecimiento de la fibra nerviosa en la dirección del músculo.
Un equipo liderado por Eggers ha demostrado que el tratamiento con terapia génica conduce a una recuperación más rápida después del daño nervioso. Al combinar un procedimiento de reparación quirúrgica con terapia génica, se estimuló por primera vez la supervivencia de las células nerviosas y la regeneración de las fibras nerviosas a larga distancia. El descubrimiento, publicado en la revista Brain, es un paso importante hacia el desarrollo de un nuevo tratamiento para las personas con daño nervioso.
Los investigadores utilizaron la terapia génica regulable con un factor de crecimiento que podría activarse y desactivarse mediante el uso de un antibiótico ampliamente utilizado. “Debido a que pudimos desactivar la terapia génica cuando ya no se necesitaba el factor de crecimiento, la regeneración de nuevas fibras nerviosas hacia los músculos mejoró considerablemente”, concluye Ruben Eggers.
La terapia aún no está lista para su uso en humanos. Si bien la capacidad de desactivar un gen terapéutico es un gran paso adelante, se necesita más investigación para optimizar esta terapia.
Juan Scaliter