Los últimos meses han sido muy fructíferos en lo que respecta a nuestro conocimiento sobre este emplazamiento arqueológico. Hoy mismo se ha publicado un estudio en Antiquity que señala, de forma más contundente aún, que la mayor parte de las piedras extraídas en la construcción de esta estructura provienen de dos canteras en Gales que exhiben evidencias de la extracción de megalitos hace 5.000 años.
Los geólogos saben desde hace mucho tiempo que 42 de las piedras más pequeñas de Stonehenge, conocidas como «piedras azules», provienen de las colinas de Preseli en Pembrokeshire, al oeste de Gales. Ahora, el nuevo estudio señala las ubicaciones exactas de dos de estas canteras y revela cuándo y cómo se extrajeron las piedras.
El descubrimiento ha sido realizado por un equipo de arqueólogos y geólogos que han estado investigando la zona durante ocho años.
“Lo que es realmente emocionante de estos descubrimientos es que nos acercan un paso más para descubrir el gran misterio de Stonehenge: por qué sus piedras vinieron de tan lejos – señala Mike Parker Pearson, líder del estudio, en un comunicado – . Todos los demás monumentos neolíticos en Europa fueron construidos con megalitos traídos desde no más de 10 millas de distancia.
La cantera más grande se encontró a casi 340 kilómetros de Stonehenge en el afloramiento de Carn Goedog, en la ladera norte de las colinas de Preseli.
Los nuevos descubrimientos también ponen en duda la teoría popular de que las piedras habrían sido transportadas por mar a Stonehenge.
“Algunas personas piensan que las piedras se llevaron hacia el sur a Milford Haven y se colocaron en balsas o se lanzaron entre botes y luego remaron por el Canal de Bristol hacia Salisbury Plain. Pero estas canteras están en el lado norte de las colinas de Preseli, por lo que los megalitos podrían simplemente haber ido por tierra hasta Salisbury Plain”, añade Kate Welham, coautora del estudio.
Si bien se ha especulado mucho sobre cómo y por qué se construyó Stonehenge, la cuestión de quién lo construyó ha recibido mucha menos atención.
A pesar de más de un siglo de intenso estudio en la región, aún sabemos muy poco acerca de ciertas características, por ejemplo quienes eran las personas enterradas allí o cómo llegaron. Un reciente estudio, publicado en Nature, sugiere que varias personas que fueron enterradas en el sitio se habrían mudado allí. ¿Desde dónde? Esta es una de las claves, ya que todo indica que provienen de la misma región de las canteras.
Para llegar a esta conclusión, los científicos, liderados por Christophe Snoeck, combinaron datación por radiocarbono con nuevos desarrollos en el análisis arqueológico.
La mayor dificultad para señalar a quién pertenecían los cuerpos ya que muchos de ellos fueron incinerados, lo que hace muy difícil extraerles información útil. Aún así, el equipo de Snoeck demostró que los huesos conservaban su composición de isótopos de estroncio, lo que abre el camino para utilizar esta técnica para investigar dónde habían vivido estas personas durante la última década de su vida.
El equipo analizó 25 cráneos hallados en la zona para comprender mejor sus costumbres. El análisis de pequeños fragmentos demostró que al menos 10 de las 25 personas no vivían cerca de Stonehenge antes de su muerte. Los expertos encontraron que las proporciones más altas de isótopos de estroncio en los restos eran consistentes con vivir en Gran Bretaña occidental, una región que incluye el oeste de Gales, donde se encuentran las canteras de Stonehenge. Si bien las relaciones de isótopos de estroncio por sí solas no pueden distinguir entre lugares con valores similares, esta conexión sugiere que el oeste de Gales es el origen más probable de al menos algunas de estas personas.
Los resultados resaltan la importancia de las conexiones interregionales que involucran el movimiento tanto de materiales como de personas en la construcción y el uso de Stonehenge, lo que proporciona una visión novedosa de la gran escala de contactos e intercambios en el Neolítico, más de 5.000 años atrás.
Aunque los contactos podrían haber comenzado mucho antes. Y más lejos. De acuerdo co un estudio, liderado por Bettina Schulz Paulsson, de la Universidad de Gotemburgo, una cultura antigua que surgió en lo que ahora es la región de Bretaña (Francia) puede haber comenzado a construir estructuras similares a Stonehenge hace unos 7.000 años.
Durante 10 años, Schulz Paulson creó un “árbol evolutivo megalítico”, utilizando la datación por radiocarbono de más de 2.000 sitios históricos en toda Europa. “Gracias a ello – señala el estudio, publicado en Proceedings of the National Academy of Sciences –, hemos podido demostrar que los primeros megalitos se originaron en el noroeste de Francia y se extendieron a lo largo de las rutas marítimas de las costas mediterránea y atlántica en tres fases principales sucesivas”.
De modo que, aunque este grupo de habitantes de Bretaña, no hubiera levantado Stonehenge, sí pudieron haber inspirado, y dado su idea, a quienes lo hicieron.