Cualquier persona que haya saboreado un trozo de chocolate o haya recibido muchos likes en una publicación en redes sociales, está familiarizada con la dopamina, un neurotransmisor vinculado, principalmente con el placer.
Pero la realidad es que eso no es todo lo que hace la dopamina. Este neurotransmisor químico también desempeña un papel fundamental en la corteza prefrontal del cerebro, que controla funciones superiores como la atención, motivación y la toma de decisiones.
Ahora, una investigación publicada en Cell Reports y liderada por Bita Moghaddam, revela por primera vez cómo la dopamina cambia la función de la corteza prefrontal. Realizado en ratones, el estudio descubrió que la dopamina tiene poco efecto en las células individuales, pero sí genera una actividad sostenida en el conjunto de células en la corteza prefrontal, un efecto que dura hasta 20 minutos.
“La actividad de las células cerebrales en conjunto, al igual que los conjuntos de músicos que actúan juntos, puede tener un efecto diferente y mayor que la actividad de las neuronas individuales – explica Moghaddam en un comunicado –. Esto puede proporcionar un mecanismo mediante el cual la dopamina apoya funciones complejas que deben mantenerse, como la motivación y la atención, para completar una tarea”.
Mediante el uso de la optogenética en el cerebro de ratones, los científicos estimularon las neuronas con dopamina y luego registraron la respuesta en la corteza prefrontal. Los resultados mostraron una señal relativamente débil a nivel de las células individuales. Sin embargo a nivel grupal la actividad duró varios minutos.
Además del impacto de la dopamina, el estudio demostró que el neurotransmisor aumenta las ondas cerebrales, en el rango gamma. Las oscilaciones en esta frecuencia se relacionan con la atención, así como con trastornos como la esquizofrenia y el Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH).
El descubrimiento del papel de la dopamina proporciona una nueva perspectiva de un mecanismo clave en el cerebro. La dopamina en la corteza prefrontal del cerebro desempeña un papel en casi todos los aspectos de la cognición, también está implicada en los déficits motivacionales y cognitivos de enfermedades cerebrales como la esquizofrenia, la adicción y el TDAH.
“Esto podría explicar por qué se necesita la dopamina para una atención sostenida– concluye Moghaddam –. Puede ayudarnos a comprender trastornos como el TDAH, donde podría haber un déficit de dopamina, pero el impacto puede no ser a nivel de neurona individual sino a nivel de conjunto”.