La presión arterial y el riesgo de accidente cerebrovascular aumentan constantemente a medida que aumenta el consumo de alcohol. Esto contradice las afirmaciones anteriores de que beber 1 a 2 bebidas alcohólicas al día, vino principalmente, podrían proteger contra el accidente cerebrovascular. Esas son las conclusiones de un estudio, publicado en The Lancet, en el que participaron 160.000 adultos.
Los autores, liderados por Iona Millwood y Zhengming Chen, señalan que se sabía que las tasas de apoplejía aumentaban con el consumo excesivo de alcohol, pero se desconocía si aumentaban o disminuían con el consumo moderado. Para responder a ello se llevó a cabo un análisis genético de 160.000 voluntarios de Asia oriental. ¿Por qué específicamente de esta región?
En las poblaciones de Asia oriental, existen variantes genéticas comunes que reducen en gran medida la tolerancia al alcohol. Aunque estas variantes genéticas disminuyen en gran medida la cantidad de personas que beben, no están relacionadas con otros factores del estilo de vida, como por ejemplo fumar. Por lo tanto, se pueden utilizar para estudiar los efectos causales de la ingesta de alcohol.
Anteriormente se había observado que las personas que toman una o dos bebidas alcohólicas al día tienen un riesgo ligeramente menor de ataque cerebral y apoplejía que las personas que no beben alcohol. Pero no se sabía si esto estaba vinculado a que la bebida moderada era ligeramente protectora o si era porque los no bebedores tenían otros problemas de salud subyacentes. Este nuevo estudio señala que, al menos para el accidente cerebrovascular, la evidencia genética refuta la afirmación de que el consumo moderado es protector.
“Utilizar la genética es una forma novedosa de evaluar los efectos del alcohol en la salud y de determinar si el consumo moderado realmente protege o si es perjudicial – señala Millwood –. Nuestros análisis genéticos nos han ayudado a comprender las relaciones de causa y efecto”.
Los expertos llevaron a cabo un gran estudio colaborativo de más de 500.000 hombres y mujeres en China a quienes se les preguntó sobre su consumo de alcohol y se les realizó un seguimiento durante diez años. En más de 160.000 de ellos, los investigadores detectaron las dos variantes genéticas (rs671 y rs1229984) que reducen sustancialmente el consumo de alcohol.
Las variantes genéticas que disminuyeron el consumo de alcohol también disminuyeron la presión arterial y el riesgo de apoplejía. De esta evidencia, los autores concluyen que el alcohol aumenta el riesgo de sufrir un derrame cerebral en aproximadamente un tercio (35%) por cada cuatro bebidas adicionales por día (280 g de alcohol por semana), sin efectos protectores de la bebida ligera o moderada .
“No hay efectos protectores por la ingesta moderada de alcohol contra el accidente cerebrovascular – concluye Chen –. Incluso el consumo moderado de alcohol aumenta las posibilidades de sufrir un derrame cerebral. Los hallazgos vinculados a ataques al corazón fueron menos claros, por lo que planeamos recopilar más evidencia”.