Hace aproximadamente una década, diferentes estudios en menores comenzaron a mostrar que el ejercicio regular podría mejorar las dificultades sociales y los comportamientos repetitivos comunes en el trastorno del espectro autista (TEA). Aunque muchos estudios investigaron cómo el ejercicio puede realizar cambios a gran escala en cerebros ya sanos o posponer la neurodegeneración relacionada con la edad, pocas investigaciones se han centrado en los cambios que el ejercicio podría hacer en los cerebros con TEA.
Ahora, en un modelo de ratón con autismo, un estudio publicado en Cell Reports ha revelado cómo el ejercicio cambia la estructura del cerebro al eliminar el exceso de conexiones entre las neuronas características del trastorno del espectro autista. Aunque el cerebro de niños y niñas sanas naturalmente eliminan las conexiones redundantes entre las neuronas a medida que envejecen, en aquellos con TEA el exceso de conexiones es una característica definitoria.
Después de un mes de ejercicio voluntario (carrera en una rueda), desaparecieron las diferencias de comportamiento y se redujeron las diferencias estructurales en el cerebro de los ratones modelo ASD.
“El ejercicio voluntario puede ser una forma segura y libre de drogas para mejorar la salud general y ahora comprendemos mejor cómo el ejercicio puede cambiar positivamente la estructura cerebral en el TEA – explica Ryuta Koyama, líder del estudio –. Una parte muy importante de este trabajo es que los ratones no se vieron obligados a hacer ejercicio, ya que cualquier actividad física fue voluntaria. Si los niños y niñas están interesados, se les debe alentar a hacer el ejercicio que quieran, pero esta investigación no revela cómo podrían afectan sus cerebros otras actividades. Parte de la variabilidad de nuestros datos es que no pudimos darles a todos los ratones la misma cantidad de ejercicio. Algunos ratones pueden haber hecho un poco de ejercicio, otros pueden haber hecho un ejercicio muy intenso. A pesar de la amplia variación entre individuos, los ratones modelo con TEA que podían hacer ejercicio mostraron un comportamiento similar al de los ratones sanos después de solo 30 días de acceso a la rueda de ejercicio”.
Última advertencia por parte de los autores: el estudio se realizó en ratones y pese a sus efectos positivos, no significa que actúe como una panacea para los seres humanos.