La idea de copiar las habilidades de los animales para aprovecharlas en ingeniería no es nueva, pero cada vez gana más en ingenio. La última aplicación la ha buscado Daniel Goldman y su equipo de la Facultad de Física del Georgia Institute of Technology. Resulta que muchos trabajos subterráneos se realizan con robots teledirigidos pero, por mucha habilidad que tengan quienes los gobiernan, y por muchas posibilidades de movimiento que tengan las máquinas, no siempre dan los resultados esperados.
Así que Goldman metió en su tomógafo de rayos X bloques de tierra donde había hormigas rojas (Solenopsis invicta) realizando galerías, y también insertó microcámaras de vídeo para seguir sus trabajos.
En concreto, el equipo de tecnólogos se ha estado fijando en los métodos de locomoción de estos insectos: cómo colocan las patas, cómo deciden por dónde continuar o cómo evitan las caídas y resbalones.
Pero lo que más ha sorprendido a Daniel Goldman es descubrir que las hormigas rojas no solamente utilizan las antenas como sensores sino que también las emplean como equipo de equilibrio y apoyo.
La conclusión general de los investigadores –publicada en Proceedings of the National Academy of Sciences– es que las hormigas construyen sus galerías pensando ya en moverse por ellas con el mínimo esfuerzo neuronal, es decir, sin tener que tomar demasiadas decisiones a cada paso.
Redacción QUO
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