La expectación era máxima. Las redes sociales ardían hasta hace unos minutos. Fans y no tan fans del espacio coincidíamos como otras pocas veces en un hecho histórico sin precedentes y una maniobra espacial que hasta ahora no se había intentado: la primera vez que un ser humano realiza un aterrizaje en un cometa ¡y a nada menos que 500 millones de kilómetros de distancia!
El logro de la ESA es un motivo de orgullo planetario. No exagero. Llevar la misión a buen puerto ha costado nada menos que 6.500 millones de kilómetros y una década de viaje. Como decía mi compañero Aberrón en Twitter, esto es un buen ejemplo «para los que piensan que la ciencia da resultados a corto plazo». Para lograr hazañas así, recordemos, hay que facilitar a los científicos de los medios suficientes para llevarlas a cabo. Sólo con ese apoyo incondicional a nuestro avance podremos formar una comunidad de la que sentirnos orgullosos.
A primera hora de esta mañana, la ESA anunciaba que el módulo Philae se había separado con éxito de Rosetta y comenzaba su descenso hacia el cometa 67P/Churyumov–Gerasimenko. Justo en ese momento empezaba el momento de más tensión, ya que durante esas últimas siete horas Philae iba a ser completamente autónomo y a tomar sus propias decisiones. Con toda la delicadeza que se puede tener a más de 500 millones de kilómetros, el equipo de la ESA dejaba marchar a ‘su pequeño’.
Sin apenas contener la emoción, las redes sociales mandaban su mensaje de apoyo a la Agencia Espacial Europea. Si bien muchos no sabían aún muy bien quién era esa tal Rosa, sí eran conscientes de que el hecho era de enorme magnitud. Gracias a los divulgadores y compañeros del mundo científico por esto.
Casi comiéndonos las uñas, a las 17.03 minutos (hora española), los fans y no fans dábamos rienda a la emoción contenida durante las horas previas: ¡Philae cabalgaba ya a lomos de su cometa sana y salva! Habíamos hecho historia y un hito en la exploración espacial. El aterrizaje fue confirmado gracias a la recepción de señales de telemetría que confirmaron que se había tocado la superficie. Al parecer ha habido algún problema con los arpones de anclaje y estos no han funcionado. Según informa ABC ‘está sujeto por tornillos‘.
Ahora le queda la parte más importante de su misión: analizar minuciosamente el cometa. Se cree que estos cuerpos celestes podrían haber traído el agua a nuestro planeta y, de añadido, también a las primeras moléculas que hicieron posible la aparición de la vida.
Ojalá llegue el día en el que los políticos nos den tantas satisfacciones como nuestros científicos.
Redacción QUO
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