Aunque parezca increíble, a 9500 años luz de la Tierra hay una estrella gigante que brilla 60 veces más que el Sol. Alrededor de la formación de estas estrellas masivas aún existe uno de los grandes misterios de la Astronomía que los científicos intentan resolver. Si miras una noche al cielo estrellado, todas las estrellas te parecerán iguales pero… nada más lejos de la realidad. El secreto está en su masa. Algunas tienen una décima parte de la masa de nuestro Sol y otras, multiplican dicha masa por cien.

Cerca de la constelación del Escorpión, regentada por la estrella supergigante roja Antares, existe una incubadora de estrellas supermasivas conocida como IRAS 16547-4247, la cual ha sido objeto de estudio por un grupo de científicos liderados por el investigador de la Universidad de Ibarakari (Japón): Aya Higuchi. Valiéndose del revolucionario instrumento Atacama Large Millimeter/submillimeter Array (ALMA), los científicos han detectado una estructura hasta ahora nunca vista. Como veis en la imagen, esta incubadora tiene forma de reloj de arena y está compuesta de al menos dos chorros de gas emitidos por una protoestrella, lo que es una evidencia de estrellas recién nacidas. Como dato, estas estrellas masivas tardan en formarse al menos 100.000 años, una décima parte de lo que tardan en crearse estrellas con una masa normal.

El estudio de esta incubadora de estrellas no es sencillo a consecuencia de la gran distancia que hay entre ella y nuestro planeta. Anteriormente, se habían atribuido estos chorros de gas al nacimiento de una estrella, pero gracias a ALMA los científicos han podido llegar a estas nuevas conclusiones: «Aunque muchos astrónomos dieron por sentado que se trataba de una fértil zona donde se forman estrellas masivas, no teníamos cómo estudiar las condiciones cinemáticas del gas que rodea las protoestrellas masivas con el nivel de resolución que ofrecían los telescopios disponibles entonces» afirma Higuchi en la nota de prensa emitida por el ALMA Observatory.

Para ampliar sus conclusiones, el grupo estudió detenidamente el CO, el metanol (CH3OH) y la línea molecular del polvo. Así fue cómo descubrieron que en el centro de la región existen dos nubes de gas con masas que oscilan entre diez y veinte masas solares, es decir, muy alta densidad. Esto hace pensar a los investigadores que éstas rodean una estrella supermasiva que actualmente está en formación. Al acercarse un poco más con una resolución angular 36 veces mayor, observaron más chorros a gran velocidad. Teniendo en cuenta que una protoestrella suele emitir un par de ellos, esto les hace pensar que son varias las estrellas que se están formando en la misma zona.

«Hicimos radio-observaciones del monóxido de carbono y del metanol para estudiar en detalle la distribución y las características cinemáticas del gas en la zona donde hay cúmulos en los que se forman estrellas masivas», explica Higuchi en la nota de prensa. «Un ejemplo típico de zona donde se forman estrellas masivas es la nebulosa de Orión, pero ALMA nos permitió observar el complejo ambiente de formación de cúmulos estelares situados a una distancia siete veces más grande y con la capacidad de resolución más alta que se haya logrado a la fecha. ALMA será una herramienta indispensable para el estudio de esta incubadora de estrellas masivas».

Vía

http://iopscience.iop.org/

almaobservatory.org

Redacción QUO