Con esa máscara, el artilugio tiene un aspecto realmente aterrador. Se trata de una máquina de vómitos creada por investigadores de la Universidad de Carolina del Norte. Y, seguramente, muchos se preguntarán: ¿Para que querría alguien crear una máquina que vomita? Pues, sencillamente, para ayudar a los científicos a descubrir cómo se expanden por el aire algunos virus causantes de enfermedades grastrointestinales, como el norovirus.
La máquina funciona con una serie de tubos, válvulas, pistones y bombas que imitan una boca, la garganta y el estómago humanos a una escala equivalente a un cuarto del tamaño real. La aterradora máscara a la que nos hemos referido, no es un simple capricho de los diseñadores, ya que tiene la función de proporcionar el peso necesario para doblar la garganta simulando el cuello flexionado de una persona que vomita.
El vómito, por supuesto, no es natural, ya que está fabricado con saliva y natilla de vainilla para darle espesor. Además, se le agrega una cepa de virus no infeccioso que es similar al norovirus en forma y tamaño. Esto ayuda a los investigadores a determinar la velocidad de propagación en el aire de los virus expulsados mediante el vómito.
Los resultados de las pruebas revelaron que en cada expulsión de vómito se liberan desde 36 hasta 13000 partículas de virus. Si se considera que sólo se requieren 20 partículas de norovirus para causar una infección, es muy probable que una persona pueda contagiarse del mismo si entra en contacto con el vómito de una persona infectada. Pero, ¿quién querría tocar el vómito de otra persona esté, o no, infectada?
Redacción QUO
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