Cuando los astrónomos se dedican a la caza y captura de planetas habitables, la primera opción suele ser rastrear clones de la Tierra ya que saben que es compatible con la vida. Pero, ¿qué ocurriría si los planetas que a primera vista aparentaran ser inhóspitos, no lo fueran?
Esto es justamente lo que un equipo de científicos de la Universidad Católica de Lovaina en Bélgica ha propuesto en un artículo publicado en la revista Monthly Notices de la Royal Astronomical Society. Según sus investigaciones, algunos planetas con rotaciones de menos de 12 días pueden tener sistemas climáticos únicos que distribuyen el calor alrededor del planeta, proporcionando entornos habitables de forma inesperada.
A lo largo del estudio, el equipo realizó 165 simulaciones climáticas en planetas con rotación sincrónica (cuando la velocidad de rotación coincide con la de traslación, de modo que el mismo hemisferio siempre se mantiene apuntando al cuerpo al cual orbita, como ocurre con la Luna). Uno de los efectos de este tipo de rotación es que la duración del año coincide con la duración de un día, por lo que un hemisferio está perpetuamente bajo la luz del sol mientras el otros vive una noche sin fin.
Hasta 1997, los astrónomos pensaban que los planetas con rotación sincrónica debían ser inhóspitos debido a las temperaturas extremas en ambas “cara” del planeta, aunque más tarde se demostró que la idea era errónea.
En este nuevo estudio, los astrónomos han identificado un sistema climático similar a un «sistema de aire acondicionado», donde el calor desde el lado diurno se canaliza hacia el lado nocturno, manteniendo temperaturas de la superficie en el rango habitable.
Ludmila Carone, una de los responsables del trabajo, señalo que en “los planetas estudiados las temperaturas son de unos 70ºC y a veces llegan a los 105ºC, lo que hace imposible la presencia de agua líquida. Pero si el período orbital es el correcto y el tamaño el adecuado, el efecto de aire acondicionado puede producirse y hacer habitable. Estamos aprendiendo mucho simplemente jugando con modelos extremos”.
Juan Scaliter