Apenas trescientos gramos de pulmón de una momia encontrada hace 30 años han servido al equipo de genetistas, forenses y expertos en pediatría de la Universidad de Santiago de Compostela para secuenciar el genoma de un niño inca sacrificado hace 500 años en un ritual.
Según se explica en un artículo publicado hoy en la revista Scientific Reports, la momia fue hallada por un grupo de montañeros en el borde occidental del sur del cerro Aconcagua, a 5.300 metros de altitud en la base de la montaña de Pirámide (Mendoza, Argentina) en 1985. Desde entonces ha estado congelada. Ahora, gracias al equipo de la Universidad de Santiago de Compostela e investigadores de la Universidad de Córdoba (Argentina), los científicos han conseguido descubrir un nuevo linaje genético que vivió en Sudamérica en la época del desembarco del conquistador español Francisco Pizarro.
Según explican los investigadores, el hallazgo fue posible gracias a un «importante esfuerzo bioinformático y matemático», el cual les permitió comparar los resultados obtenidos de la momia con una base de datos mundial de aproximadamente 28.000 mitogenomas. Afirman que sus restos pertenecen a un subgrupo genético raro de antepasados maternos humanos que surgieron en Perú hace unos 14.300 años. Una argumentación sólida según hallazgos arqueológicos previos.
Según explica Antonio Salas, uno de los autores de la investigación, «es la primera vez que se analiza el genoma de una momia andina y los resultados son consistentes con las hipótesis formuladas a través de otras disciplinas».
Fuente: agenciasinc.es
Redacción QUO