Una especie puede ser definida como un grupo de animales similares que pueden cruzarse y producir crías fértiles. Pero “las fronteras entre especies pueden ser dudosas – explica Hendrik Poinar, de la Universidad McMaster y autor del estudio publicado en Frontiers in Ecology and Evolution –. Podemos encontrar diferencias en los huesos o los dientes que pensamos corresponden a dichas fronteras. Pero otras características no se corresponden con estos límites, lo que sugiere que lo que creíamos eran distintas especies, no lo eran”. Basándose en esto, Poinar realizó análisis de ADN de numerosas especies de mamuts de América del Norte y descubrió que muchos de estos animales se cruzaban entre sí, aún siendo de diferentes especies.
Gracias al estudio genético de dientes, huesos y heces, el equipo de Poinar reveló que el mamut de Columbia y el lanudo, que se pensaba descendían de dos especies diferentes, en realidad tienen su origen en el mamut de la estepa (Mammuthus trogontherii). “El mamut lanudo y el de Columbia – señala Poinar en EurekaAlert! – parecían representar diferentes especies se si estudiaban sus molares, pero un análisis genético demostró que no estaban muy separados en términos evolutivos y que se podían cruzar. Estos animales eran muy buenos adaptándose a diferentes entornos y, pese a evolucionar, mantenían una continuidad genética que les permitía cruzarse y recibir nuevos genes”.
El estudio de Poinar no solo habla de mamuts sino que también constituye un desafío a cómo se define una especie.
Juan Scaliter