Cuenta la tradición navideña que a Papá Noel lo acompañan en su periplo de regalos 9 renos voladores. Obviamente (spoiler a continuación) se trata de una especie que jamás ha sido descubierto y sobre la que Darwin nunca llegó a especular.
Sobre lo que sí podríamos teorizar es sobre cuántos renos necesitaría ahora, dado que un nuevo estudio, presentado en la Reunión Anual de la Sociedad Ecológica Británica, señala que en los últimos 16 años, el peso de los renos adultos en la noruega isla de Svalbard, ha descendido un 12%, probablemente debido al cambio climático.
Los animales que nacieron en 1994, pesaron 55 kilos al alcanzar la madurez, mientras que los nacidos en 2010 apenas sobrepasaron los 48 kilos. “Puede que un 12% no parezca mucho – explicó a AFP, el principal autor del estudio, Steve Albon – , pero teniendo en cuenta cuan importante es el peso corporal para la reproducción y la supervivencia, es una cifra potencialmente enorme. Si el peso de la población adulta está por debajo de los 50 kilos en abril (cuando comienzan a buscar pastos más verdes tras la época invernal), toda la población comienza a disminuir”.
Los científicos señalan que las temperaturas el año pasado en el Ártico fueron las más altas en los casi cien años de registro: casi 3ºC más cálidas. Los inviernos más cálidos significan más lluvias, que cae sobre la nieve, esta se congela e impide que los renos accedan a los líquenes, la base de su dieta invernal. Esta falta de alimento produce menos nacimientos o alumbramientos de crías más débiles. A eso se le suma que la población de renos es cada vez mayor y la competencia por los recursos aumenta. Eso también podría contribuir a que cada vez sean más pequeños, señalan los responsables en el estudio. En 2013 ya murieron, debido a las lluvias sobre la nieve, más de 60.000 renos en la península de Yamal, Siberia. En aquel entonces la población era de 275.000 animales.
Juan Scaliter