Había una vez un planeta gaseoso, 16 veces más grande que la Tierra y a 1.000 años luz de distancia. Allí los cielos son recorridos por poderosos vientos, la primera vez que se detecta un patrón climático en un gigante gaseoso fuera del sistema solar.
Había una vez un planeta, bautizado HAT-P-7b, en el que Éolo soplaba con tal potencia que provocaba tormentas catastróficas, era 500 veces más masivo que la Tierra y sus nubes eran un auténtico espectáculo pues estaban formadas, probablemente por corindón, el mineral que produce rubíes y zafiros.
HAT-P-7b, el planeta de este había una vez, no es una fantasía. Sus características únicas fuerondescubiertas por el Grupo de Astrofísica de la Universidad de Warwick, liderado por David Armstrong, al analizar la luz que se reflejaba desde su atmósfera. Aunque nunca podrá ser habitado debido a la violencia de sus tormentas y a la temperatura, que durante el día sobrepasa los 2.500ºC en la “cara” que siempre mira a su estrella. Mientras que su otra mitad permanece en una noche eterna.
Los resultados, obtenidos gracias a observaciones realizadas con el telescopio Kepler, han sido publicados en Nature Astronomy.
Juan Scaliter
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