Hay determinados olores como el olor a ajo, las fugas de gas o un pestilente olor a mofeta ante los que nuestra nariz reacciona con gran sensibilidad. Todos son compuestos sulfurosos, muy vinculados a las sustancias nocivas. El caso es, ¿por qué nuestra nariz son tan sensibles a este tipo de olores?
Según una investigación publicada recientemente en Journal of the American Chemical Society, los receptores nasales que captan esas moléculas fétidas se unen con unas partículas de cobre que habitan en nuestra mucosidad nasal. Dicho componente metálico multiplica por mil la intensidad del tiol, algo que no ocurre con elementos que no pueden unirse al cobre.
Lo cierto es que esta sensibilidad nos sirve de gran ayuda, ya que nos alerta de determinados peligros (como un escape de gas, presencia de depredadores o alimentos en mal estado).
Esta es la primera vez en que se vincula un metal al sentido del olfato. Por ello, es probable que pronto veamos más estudios e investigaciones al respecto.
Fuente: scientificamerican.com
Redacción QUO
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