Un murciélago o una mariposa. Son solo dos de las cosas más comunes (y totalmente opuestas) que la gente cree ver en estas informes manchas que constituyen el célebre Test de Rorschach. ¿Pero por qué creemos ver cosas en ellas cuando realmente no representan nada?
Un reciente estudio realizado por Richard P. Taylor, investigador de la Universidad de Nottingham, ha encontrado por fin la respuesta. Y la razón es que están hechas a base de fractales. “Estos patrones son la firma de la naturaleza, el ladrillo básico con que construye sus formas”, explica Taylor. “Por eso, los fractales inducen la asociación con formas que no están ahí. Y lo hacen mejor cuanto más simples son estos patrones”.
Y a esa capacidad evocadora que tienen los fractales para sugerirnos formas e imágenes, Taylor la denomina fluidez fractal. Y lo define como la habilidad de nuestro cerebro para descifrar la forma de cualquier cuerpo u objeto a partir simplemente de los datos ofrecidos por los fractales,
Curiosamente, varios estudios psicológicos han revelado también que mirar objetos formados por fractales tiene un efecto relajante sobre el observador y que, en algunos casos, puede reducir su nivel de estrés hasta en un 60%
Vicente Fernández López