Cada vez estamos más cerca de revivir especies extintas, pero recién ahora comenzamos a acercarnos a comprender las consecuencias de llevarlo a cabo.
Para intentar responder a esta pregunta, un equipo de expertos, liderados por Hugh Possingham, de la Universidad de Queensland, analizó los efectos en la biodiversidad si se reintrodujeran algunas especies recientemente extintas a sus hábitats antiguos. Los resultados, publicados en Nature Ecology and Evolution, mostraron que traer de vuelta 11 especies extintas en Nueva Zelandia, sacrificaría la conservación de casi tres veces más especies (31 en total) actualmente en peligro.
Solo el financiamiento externo para la conservación de cinco especies extintas en Nueva Gales del Sur (Australia), podría ser usado para conservar 42 especies existentes.
“Si el riesgo de fracaso y los costos asociados con el establecimiento de poblaciones viables también pudiera ser calculado – explica Possingham en un comunicado –, las estimaciones de las posibles pérdidas netas y oportunidades perdidas, el precio probablemente sería considerablemente más alto. La des-extinción podría ser útil para inspirar nuevas ciencias y podría ser beneficiosa para la conservación si aseguramos que no reduce los recursos de conservación existentes. Sin embargo, en general es mejor si nos centramos en las muchas especies que necesitan nuestra ayuda ahora».
Juan Scaliter
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