Vamos por partes que esto tiene mucha chicha. Cuando Isaac Newton formuló su ley sobre la gravedad concibió el tiempo como una flecha: inmutable en su trayectoria. Esto implica que un minuto sería un minuto en cualquier lugar del Universo. Pero entonces llegó Albert Einstein y le hizo algunos retoques a dicha ley. Para Einstein, el tiempo, más que una flecha, es un río que varía su velocidad dependiendo de las piedras que se encuentre en el camino. Cuantos más obstáculos, más lento. En esta metáfora el río es el tiempo y las piedras la gravedad: cuanta mayor es la gravedad, más lento pasa el tiempo. Esta teoría (parte de la relatividad especial de Einstein) pudo ser comprobada cuando se puso en órbita el transbordador espacial. Allí se situó un reloj de alta precisión coordinado con otro idéntico en la Tierra. Y una vez en órbita, a unos 300 kilómetros de altura (sí, bajo la influencia de la gravedad terrestre, pero menos) se comprobó que el reloj del transbordador espacial iba un poco más rápido que el de la Tierra, pues allí arriba la gravedad era menor. ¿Cuánto más rápido? Pues casi nada: en 105 años la diferencia sería de un segundo.
Básicamente, la gravedad curva el espacio, pero también modifica el tiempo.
Ahora dos científicos, Ben Tippet y David Tsang, proponen un modelo matemático para una máquina del tiempo que permitiría moverse hacia adelante y hacia atrás en el tiempo y el espacio. El “truco”, afirman los expertos, es utilizar la gravedad para hacer que el tiempo sea “manipulable”.
“La gente suele pensar en los viajes en el tiempo como algo de la ciencia ficción – explica Tippet en un comunicado –. Y por ello pensamos que es imposible y no lo hacemos. Pero matemáticamente es posible”.Así fue cómo Tsang y Tippet crearon TARDIS (siglas en inglés de Dominio Retrógrado Acausal Desplazable en el Espacio-tiempo).
“Nuestro modelo de una máquina del tiempo usa las curvaturas del espacio-tiempo provocadas por la gravedad para que el tiempo no sea una línea recta”.
En su artículo, publicado en Journal Classical and Quantum Gravity, los autores proponen crear una especie de burbuja, en un entorno donde la fuerza de gravedad sea muy alta. Si esta burbuja puede alcanzar velocidades mayores a la de la luz (algo que ellos señalan que es matemáticamente posible), los pasajeros en el interior de la burbuja retrocederían en el tiempo. Dicho todo esto, Tippet y Tsang aseguran que los materiales para construir esta burbuja son tan raros, que aún no los hemos descubierto. “Si bien es matemáticamente posible – concluye Tippet –, aún no podemos construir la máquina en el tiempo porque necesitamos materiales, conocidos como materiales exóticos, para curvar el espacio tiempo, que no se han descubierto”.
Finalmente está el tema de la velocidad de la luz. Mientras los autores del estudio aseguran que es factible superar esta velocidad, hay otros que no están de acuerdo. Uno de ellos es el físico Brian Greene, autor de El Universo Elegante.y precisamente en este libro, Greene explica qué ocurre cuando nos acercamos a un 99,9% de la velocidad de la luz: “un objetoes 22 veces más pesado que cuando está inmóvil y cuanta más masa tiene un objeto, más difícil es incrementar su velocidad (requiere más energía) Así, cuando se desplaza a un 99,999% de la velocidad de la luz, la masa se multiplica por 224 y a un 99,99999999 % de la velocidad de la luz se multiplica por un factor que es de más de 70.000. Como la masa aumenta sin límite a medida quese aproxima a la de la luz (y aquí la clave es SIN límite, es decir de modo infinito), sería necesaria una energía infinita para alcanzar o superar esa barrera, algo que es imposible y por lo tanto no se puede ir más rápido que la velocidad de la luz”.
Sí, los materiales deberán ser muy exóticos…
Juan Scaliter