La frase «siento el miedo en las tripas» podría ser más real de lo que siempre hemos creído. Al menos, así lo sugieren los resultados de un nuevo estudio realizado por miembros del University College de Cork, en Gran Bretaña.
La amígdala es la región cerebral vinculada con el miedo, pero la causa de esta peculiar sensación puede tener ramificaciones que lleguen hasta las tripas. Y es que los investigadores británicos han descubierto que el microbioma puede jugar un papel más importante de lo que creíamos.
En su experimento, observaron que los ratones que se habían criado en un entorno estéril libre de bacterias y microorganismos, no mostraban ninguna reacción ante estímulos que se suponía que tenían que asustarles. Pero, en cambio, después de pasar un período de tiempo expuestos a un ambiente natural (y, por tanto, repleto de microorganismos) si mostraban esas reacciones de miedo.
Hay que recordar que no es la primera vez que se observa algo parecido. Ya en 2011, un experimento realizado en la Universidad McMasters de Canadá, puso de manifiesto que ratones a los que se les podía considerar «cobardes», se volvían más audaces después de trasplantarles el microbioma de otros ejemplares más aventureros. y lo mismo ocurría a la inversa.
Otros muchos experimentos han contribuido a poner de manifiesto que el microbioma interactúa de alguna manera con nuestro cerebro e influye a la hora de moldear nuestras respuestas emocionales.
Fuente: IFL Science.
Por supuesto, los resultados obtenidos con ratones no son directamente estrapolables al ser humano, pero abren la puerta a interesantes hipótesis sobre las causas últimas de esa sensación que llamamos miedo, y a posibles futuros tratamientos para poder enfrentarnos a ella.
Vicente Fernández López
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