Ya sabemos que es bastante improbable que cualquiera de nuestros lectores fallezca de tan espantosa y original manera. Pese a ello, no podemos resistirnos a reproducir como sería el paso a paso de dicha muerte, tal y como lo explica el astrofísico Neil DeGrasse Tyson en su libro Death by black hole.
1) La fuerza gravitatoria que ejerce un agujero negro es extrema. Tanto que ni siquiera la luz puede escapar de allí.
2) Una vez que empieces a ser atraído por el agujero, notarás que tus pies se acercan más rápido que tu cabeza. O lo que es lo mismo, que te estás estirando a una velocidad de vértigo.
3) Al pirncipio puede ser hasta agradable esa sensación de sentir como se estira el propio cuerpo. Algo así como experimentar una especie de yoga-cósmico. Pero al cabo de muy poquito tiempo empieza el dolor. Y el sufrimiento cada vez va a más.
4) Llega un momento en los enlaces intermoleculares no soportan la presion y tu cuepro se parte en dos.
5) Pero todavía sigues vivos, contemplando tu cuerpo en dos mitades. Aunque no tendrás tiempo para morir desangrándote.
6) Porque antes de que eso ocurra tu cuerpo se parte en otros cuatro pedazos.
9) Y luego en ocho.
10) Sin que sepas que hacer, verás como el agujero sigue engulléndote, aunque ahora estés partido en dieciseis pedazos. ¡Y aún sigues vivo!
11) Pero aún falta lo peor. Vas a descubrir que tu volumen corporal es mucho mayor que el tamaño del agujero negro. ¿Cómo podrás ser engullido entonces por él? Comprimiendo tu masa en un proceso que podemos llamar «espaguetificación».
12) ¿Conclusión? Mueres por espaguetificación.
Descansa en paz.
Vicente Fernández López