Enormes herbívoros como el gliptodonte, mamuts, tigres dientes de sable… todos ellos y más desaparecieron durante la edad de hielo. Poco antes, ya habían desaparecido el 86% de la megafauna de Australia, casi tres cuartos de la de América del Norte y el 80% en América del Sur. Pero… ¿ocurrió algo similar en los océanos del planeta? Un grupo de investigadores de la Universidad de Zurich y el Museo de Ciencias Naturales de Berlín, señalan que también bajo el mar se vivió una extinción masiva de megafauna, aunque algo antes.
Liderados por Catalina Pimiento, el equipo investigó fósiles de megafauna marina desde el Plioceno al Pleistoceno (entre 5,3 millones y unos 12.000 años atrás).
“Nuestro estudio – explica Pimiento en un comunicado – demuestra que alrededor de un tercio de la megafauna marina desapareció hace unos dos o tres millones de años, por lo que las comunidades marinas de megafauna que vemos actualmente ya han sido alteradas y tienen una menor diversidad”.
El recién descubierto evento de extinción afectó a los mamíferos marinos, que perdieron el 55% de su diversidad. Hasta el 43% de las especies de tortugas y más de un tercio de las aves marinas se perdieron. también desapareció una décima parte de los tiburones, entre ellos el , junto con el 35 por ciento de las aves marinas y el 9 por ciento de los tiburones, entre ellos el Carcharocles megalodon o tiburón gigante. La extinción también dejó nichos abiertos para que otros animales se desarrollaran, entre ellos el oso polar, los pingüinos del género Megadyptes y algunas especies de petreles. Pero en sus conclusiones, publicadas en Nature Ecology & Evolution, los autores destacan que los niveles anteriores de diversidad ya no volverán a alcanzarse.
Entre las causas de la extinción, los autores señalan a la pérdida repentina de los hábitats costeros productivos, junto con factores oceanográficos tales como corrientes marinas alteradas. “Nuestros modelos – concluye Pimiento – han demostrado que los animales de sangre caliente eran más propensos a desaparecer. La megafauna marina era mucho más vulnerable de lo que se creía a los cambios ambientales en el pasado geológico reciente. Un símil actual es la vulnerabilidad de focas y ballenas”.
Juan Scaliter
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