El campo magnético del Sol se invierte cada once años, una inversión que produce fenómenos eruptivos altamente energéticos que pueden dañar los sistemas eléctricos y de comunicaciones de nuestro planeta y los satélites en órbita. La comprensión de este ciclo era uno de los mayores problemas pendientes en física solar, en parte porque este ciclo no parecía coincidir con los observados en otras estrellas del tipo solar, en algunas dura un año y en otras décadas, lo que ha llevado a algunos a sugerir que el Sol era fundamentalmente diferente.
Ahora, un grupo internacional de científicos liderados por Antoine Strugarek, ha llevado a cabo una simulación en 3D del interior de estrellas similares al Sol para explicar el origen de sus ciclos de campo magnético.
Los resultados, publicados en Science, permiten profundizar en nuestro conocimiento sobre cómo las estrellas generan sus campos magnéticos. La actividad solar, incluyendo cambios en el número de manchas solares, niveles de radiación y expulsión de material, varía en un ciclo de once años, impulsado por cambios en su campo magnético. El equipo de Strugarek ha demostrado que el ciclo magnético del Sol depende de su velocidad de rotación y luminosidad. Esta relación puede expresarse en términos del número de Rossby (utilizado para describir flujos en los océanos y en la atmósfera terrestre. Es el resultado de dividir la aceleración de un fluido y la fuerza de Coriolis producida por la rotación planetaria). Básicamente la conclusión es que ciclo magnético del Sol es inversamente proporcional a este número. Comparando los resultados de sus simulaciones con las observaciones disponibles de actividad cíclica en una muestra de estrellas cercanas de tipo solar, los autores encuentran además que los períodos de ciclo del Sol y otras estrellas similares siguen la misma relación con el número de Rossby. Lamentablemente esto demuestra que el Sol es una estrella “de lo más normal”.
Juan Scaliter