Las extensas operaciones mineras en Brasil están destruyendo mucho más de lo que se pensaba, según el primer estudio exhaustivo sobre la deforestación minera en la selva tropical más grande del mundo. La investigación, publicada en Nature Communications, revela que la pérdida de bosques relacionados con la minería causó aproximadamente el 10 por ciento de toda la deforestación en la región entre 2005 y 2015, una cifra mucho más alta que las estimaciones anteriores. El área que se ha perdido por la deforestación es mayor que toda Asturias, en total más de 11.000 km2. Para el estudio, los investigadores analizaron los cambios en el paisaje alrededor de las 50 minas activas más grandes de la Amazonía, analizando 10 años de datos de deforestación de la Agencia Espacial de Brasil (INPE).
Lo más sorprendente del estudio es que aproximadamente el 90% de la deforestación relacionada con la minería ocurrió fuera de las concesiones otorgadas por el gobierno de Brasil, extendiéndose hasta 70 km más allá de los límites de la mina.
«Estos resultados – explica Laura Sonter, autora principal del estudio –, muestran que la minería ahora se clasifica como una causa sustancial de la pérdida de bosques amazónicos. Las estimaciones previas suponían que la minería había causado tal vez uno o dos por ciento de la deforestación. Pero alcanzar el umbral del 10% es alarmante y justifica una acción inmediata».
De acuerdo con los autores, la infraestructura minera es clave, ya que precisa viviendas para trabajadores y nuevas rutas de transporte: carreteras, ferrocarriles y aeropuertos. Construidos por empresas mineras o desarrolladores, estas rutas también permiten otras formas de deforestación, incluida la agricultura, que sigue siendo la principal causa de la pérdida de bosques amazónicos.
Los hallazgos se publican cuando el gobierno de Brasil considera una legislación que facilitaría aún más las regulaciones ambientales y levantaría las restricciones a la minería en áreas indígenas y protegidas. Actualmente, cuando las empresas solicitan contratos de minería, no necesitan tener en cuenta los daños que sus operaciones pueden causar fuera del sitio que se explotará.
Juan Scaliter