Corría el año 1986 y Prípiat era una localidad más dentro de Ucrania de la que muy pocos tenían conocimiento dónde situar. Pero un accidente en el reactor 4 de la central nuclear de Chernóbil en la mañana del 25 de abril provocó uno de los mayores desastres medioambientales de la historia, convirtiendo la zona en una ciudad fantasma hasta la fecha de la que todo el mundo sigue hablando.
En un primer momento, las investigaciones sobre lo sucedido determinaron que durante una prueba en la que se simulaba un corte de suministro eléctrico, un aumento súbito de potencia en el mencionado reactor 4 provocó un sobrecalentamiento del núcleo del reactor central, generando así una explosión de hidrógeno acumulado en el interior. Para que os hagáis una idea, la cantidad de materiales reactivos tóxicos expulsados al exterior fue 500 veces mayor que el liberado por la bomba de Hiroshima de 1945. Murieron 31 personas y 116.000 tuvieron que ser evacuadas de forma repentina.
Pero, ¿fue realmente esta la razón de la explosión?
[image id=»93272″ data-caption=»» share=»true» expand=»true» size=»S»]Veamos la consecución de los hechos. Los trabajadores estaban ejecutando el reactor a baja potencia, lo que provocaba que se encontrase en una situación inestable y sin las precauciones de seguridad apropiadas. En esa fecha, los reactores tenían algo llamado “coeficiente de vacío positivo”, lo que implicaba que cuando el refrigerante se convirtiera en vapor, la potencia de salida podría aumentar. Los trabajadores de la planta trataban de realizar un experimento para crear un bucle de retroalimentación positivo para crear vapor en caso de fallo eléctrico. Querían comprobar cuánto tiempo más seguiría en funcionamiento y por ello redujeron la potencia al mínimo. El sistema de control automático interfirió en el proceso e insertó barras de control de forma descontrolada, desplazando el refrigerante y causando una oleada de energía y de vapor que hizo explosionar el reactor.
Ahora, gracias a las investigaciones realizadas sobre la distancia a la que llegaron restos de esta explosión y la dirección de los mismos, se ha podido determinar que esa primera explosión tuvo que ser, sí o sí, nuclear. De hecho, de acuerdo con el físico nuclear Lars-Erik de Geer (de la Universidad de Estocolmo en Suecia), una explosión nuclear habría lanzado restos a una altitud mayor de 3 kilómetros de distancia facilitando así su llegada a poblaciones como Cherpovets, a unos 370 km de distancia, tal y como ocurrió.
Por otro lado, un examen más exhaustivo de cómo quedó el reactor mostró que había conseguido fundir una placa de acero de 2 metros de grosor, algo que solo una explosión nuclear podría haber provocado. Incluso hay un testigo que asegura haber visto un flash azul justo encima del reactor en el momento de la explosión, lo que indica, una vez más, la nueva tesis de los investigadores.
Fuente: Nuclear Technology
Alberto Pascual García