A la hora de estudiar enfermedades o probar potenciales terapias farmacológicas, los científicos generalmente recurren a células cultivadas en placas de Petri o experimentan con animales de laboratorio, pero recientemente ha comenzado a utilizarse una tecnología que permite una aproximación diferente: microchips que imitan las funciones de órganos humanos y sirven como herramientas más económicas y efectivas.
Ahora, un grupo de expertos de la Universidad Tecnológica de Singapur, liderados por Han Wei Hou, ha construido un nuevo dispositivo destinado a servir como modelo para la aterosclerosis, la principal causa de ataques cardíacos y accidentes cerebrovasculares. En un estudio, publicado en APL Bioengineering,el equipo de Hou señala cómo el nuevo dispositivo se puede utilizar para estudiar las respuestas inflamatorias en las células que recubren el vaso en formas que no podrían realizarse en modelos animales.
“La aterosclerosis es una enfermedad muy importante y compleja – señala Hou en un comunicado –. Se desarrolla cuando la grasa, el colesterol y otras sustancias en la sangre forman una placa que se acumula en las paredes internas de las arterias. Esta acumulación contrae el vaso sanguíneo, causando enfermedades cardiovasculares”.
Comprender qué es lo que regula esta constricción anormal es crucial para estudiar y tratar la enfermedad del vaso y prevenir el paro cardíaco. Aunque modelos anteriores, los concebidos por el equipo de Hou se centran más en recrear la complejidad biológica de los vasos sanguíneos en su forma y geometría, factores clave en la aterosclerosis, abarcando no solo el aspecto biológico de la disfunción endotelial, sino también la biomecánica del flujo sanguíneo. El nuevo dispositivo tiene un tamaño deapenas dos centímetros cuadrados. Gracias a él se descubrió que las células inmunes llamadas monocitos se unen a las células endoteliales en regiones de flujo bajo. Los monocitos son los principales responsables de la acumulación de lípidos, que eventualmente se convierten en la placa que causa la aterosclerosis.
Juan Scaliter