Un grupo de científicos de la Universidad Rutgers, liderados por Paul G. Falkowski, han encontrado lo que definen en un comunicado como los «Legos de la vida”: cuatro estructuras químicas que se pueden unir para construir la enorme cantidad de proteínas en el interior de cada organismo.
Los hallazgos del estudio, publicados en Proceedings of the National Academy of Sciences, se han conseguido después de analizar en profundidad casi 9.500 proteínas para comprender sus componentes. Los cuatro componentes hacen que la energía esté disponible no solo para los seres humanos, sino para todos los demás organismos vivos. El avance podría conducir a la aplicación de estos componentes orgánicos en ingeniería biomédica y en el desarrollo de catalizadores industriales y energéticos más seguros y eficientes.
Una de ellas está vinculada a la plastocianina, fundamental en la fotosíntesis, otra a symerythrin, la tercera es parte de las ferredoxinas y finalmente, está la cuarta que forma parte de los citocromos.
«Comprender estas partes y cómo están conectadas entre sí dentro de las proteínas existentes – explica Falkowski –, podría ayudarnos a entender cómo diseñar nuevos catalizadores que podrían potencialmente dividir el agua, fijar nitrógeno o hacer otras cosas que son realmente importantes para la sociedad. No tenemos un registro fósil de cómo eran las proteínas hace 4 mil millones de años, así que tenemos que tomar lo que tenemos hoy y comenzar a caminar hacia atrás, tratando de imaginar qué aspecto tenían. Es la primera vez que hemos podido tomar algo con miles de aminoácidos y descomponerlo en fragmentos razonables que podrían haber tenido orígenes primordiales. Ahora tenemos que entender cómo unir estas partes para crear moléculas funcionales más interesantes. Ese es el próximo gran desafío”.
Juan Scaliter