Tiene cuatro pares de patas para locomoción, dos pedipalpos, glándulas productoras de seda…como cualquier otra araña. Pero también tiene una cola, algo extraordinario entre estos animales. Se trata de una nueva especie de arácnido descubierta en ámbar de Myanmar (anteriormente Birmania) y proviene de mediados del período Cretácico, unos 100 millones de años atrás.
El hallazgo, publicado en Nature Ecology & Evolution, por un equipo internacional liderado por Paul Selden, confirma una predicción hecha en 2008 por el propio Selden. En un estudio publicado en Proceedings of the National Academy of Sciences, describió un arácnido similar, también con cola, pero que carecía de hileras (los apéndices que dan soporte a las glándulas productoras de seda), pero tenía más de 300 millones de años de antigüedad.
“Es por eso que el nuevo hallazgo es realmente interesante – explica Selden en un comunicado –, no solo por el hecho de ser más reciente, sino porque parece ser una forma intermedia entre las arañas del periodo Devónico y las modernas”.
La nueva especie, llamada Chimerarachne yingi por la mítica Quimera griega, se encuentra un paso evolutivo más cerca de las arañas modernas debido a su posesión de las mencionadas hileras. Respecto a sus hábitos “solo podemos especular que, debido a que estaba atrapado en ámbar, suponemos que vivía en o alrededor de los árboles – concluye Selden –. El ámbar es resina fosilizada, por lo que, para que una araña quede atrapada, es posible que haya vivido bajo la corteza o en el musgo al pie de un árbol”.
Juan Scaliter